viernes, 29 de octubre de 2010

DE LA CAVA DEL PATRÓN. El Rayo Láser.



Era una tarde como cualquiera, sin mayor importancia que la salida del sol y la certeza de que llegaría la noche. Los sucesos cotidianos ocurrieron sin sobresaltos y Lucas estaba en su habitación haciendo la tarea que debía entregar al día siguiente, cuando escuchó la campana de su casa y a su hermosísima Madre que le avisaba que su amigo Joaquín estaba buscándolo afuera. Se levantó rápidamente para ir al encuentro del Sasquash (muy bien nombrado así por Pompillo quien conoció la leyenda de Pie Grande y le equiparó las greñas con el bípedo).

El saludo breve fue interrumpido por el entusiasmo desbordante que dejó sin habla a Lucas, ya que el Sasquash el compartió que habían estudiado en su clase el aparato de rayo Láser y aprendió como crearlo, así que terminaron juntos la tarea interrumpida y corrieron a la casa de Joaquín para empezar a recolectar los aditamentos que les permitirían la construcción de tan moderno dispositivo.

El asunto no podía ser mas simple, a los ojos del Sasquash, quien explicaba a Lucas mientras buscaban una lámpara de baterías, un vaso con agua y se colocaban juntos en forma que la luz se proyectara al través del vidrio y agua. Para que todo pudiera funcionar y desarrollarse adecuadamente, era indispensable que se hiciera dentro de un cuarto oscuro, no encontrando nada mejor que el closet de su habitación.

Así que ambos niños pasaron toda la tarde haciendo a un lado los zapatos para que se pudiera colocar con toda propiedad al invento, aunque poco a poco le empezó a surgir la duda a Lucas ya que si el asunto fuera tan sencillo como le era explicado, ¿por qué nadie más tenía uno así?

Al final de la tarde y después de haber pasado encerrados en el armario un par de horas, salieron uno explicando que hay que dejarlo toda la noche para que el rayo madure al típico color rubí del láser y el otro convencido de haber perdido la tarde encerrado con un orate.

Al otro día, el rayo había cambiado de color, era ámbar acercándose a rojo estando muy orgulloso el Sasquash de su genialidad y Lucas muerto de la risa por que se le acabana las pilas a esa lámapara.

Ah caray, la imaginación infantil no tiene límites.

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