viernes, 4 de diciembre de 2009

DE LA CAVA DEL PATRÓN. Trailer Rodando.

Después del accidentado intento por estrenar la casa rodante, la intervención del aparecido, su reparación y la reanimación automática de los ánimos, para el primer día de vacaciones el padre de Lucas, el recio Ing. Saint-Martin enfiló el VW sedán verde repleto de niños y una esposa, atado del techo al trailer, hacia una gran aventura.

Imaginar la escena es difícil pues ver a un cochecito tan compacto como ese y remolcando una casa rodante, es igual a suponer un fracaso monumental, un aparente falta de cuidado y enormes riesgos. Pero nada más alejado de la realidad, una realidad completamente anormal, eso si. Los ojos de los testigos por donde circulaban, se abrían enormes, a punto de salir de las cuencas, esbozando una sonrisa, mixtura de incredulidad y bobería divertida.

Así, tomaron la carretera que los llevaría a cruzar los estados de Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes y poder llegar a Jalisco para cumplir la primera etapa del viaje: Guadalajara.

Al llegar al parque para casas rodantes, el recio Ing. Saint-Martin formó equipo con Lucas a quien designó como asistente en la tarea de enganchar y desengachar el remolque. Ésta era una de las partes más atractivas del conjunto, del binomio auto-trailer pues el concepto de seguridad era tan sólido como el concreto. El auto podía entrar de frente hacia la casa rodante, engancharse del techo y con unas pocas maniobras podía girar 360º para quedar con el tiro hacia el frente. Así que Lucas debía guiar a su padre para colocar la bola bajo el jalón, acudir a la parte trasera de la casa y levantarla para que una vez retirados los apoyos de seguridad en el frente, se conectara al auto y su padre fijara la conexión.

Así que todo el trayecto se colmó de risas cuando jugaron los niños a contar cuantos de los testigos tenían la boca abierta al verlos pasar. Y una vez arribados a su destino y acomodados en el lugar, cenaron y pudieron hacer su primera noche en su casa fuera de casa, generando la órden de compra al siguiente día de una casa de campaña para desahogar un poco el interior, siendo Lucas y su hermano Lelo designados para dormir ahí, un sentimiento de orgullo y satisfacción en los padres por haber llegado al final de esa noche tan anhelada y la seguridad de continuar sin tropiezos. Pero un vocho es un vocho y con seis ocupantes arrastrando una casa rodante, no era precisamente un asunto de alta velocidad, aunque sí de gran seguridad. Así que a mayor seguridad, menor velocidad. Aunque les restaban 14 días del periplo.

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