viernes, 27 de noviembre de 2009

CABEZA DE CUENTO. La Derrota del General.

El general ya estaba ahí, montado en su caballo, con la espada en su mano derecha apuntando hacia arriba, lista para indicar el inicio del combate.

Era evidente que la lucha iba a ser desigual: el enemigo contaba con armas más poderosas; en cambio el general abrigaba la esperanza de que aquellos hombres que estaban a punto de abrir fuego en su contra recordaran las heroicas hazañas que lo hicieron merecedor del grado que orgullosamente ostentaba: general de división; sólo eso podía salvarlo de la derrota.

La batalla se inició a las ocho con treinta minutos para ser exactos; fue una lucha demoledora, sangrienta; no hubo momento de tregua alguna: la artillería no dejó de activar hasta la victoria.

A las seis de la tarde la plaza quedó en silencio, vacía; únicamente algunos escombros quedaron esparcidos sobre la explanada, en tanto un periodista tomaba fotografías de aquella escena.

Por fin la estatua del general había sido demolida.

JUAN RAMÓN MANJARREZ.

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