viernes, 4 de diciembre de 2009

CIBERCIENCIA. Se Ahoga el Planeta.


Me cuesta mucho trabajo imaginar como será vivir en una casa donde la basura se tira en cualquier sitio, en que la cocina no se limpia después de guisar, en donde los baños acumulan détritos, aguas sucias, malos olores y terribles focos infecciosos. ¿Que sentirá el que habita una casa donde el polvo se acumula, las camas se ocultan bajo montones de ropa sucia y el aire está viciado?


Y trato de imaginarlo pues procuro tener órden y limpieza en la mía, recordando aquella conseja popular que dice que es más fácil limpiar una casa que se ensucia menos, que la que se lava más. Funciona muy bien pues no tengo que dedicarle demasiado tiempo a esos menesteres si se coloca todo en su sitio de inmediato.

Pues ese mismo concepto lo veo hacia afuera, desde niño he considerado que la puerta que abro con mi llave, es la casa chica, afuera está la casa grande. Y aplico el mismo pensamiento, pues en el parque donde hago ejercicio que está a unos pasos de distancia, diariamente levanto botellas de plástico vacías, latas de distintos licores, bolsas de botanas y estupideces chatarra, incluso ropa que ahí han abandonado hasta pañales sucios y pelotas rotas. Diariamente las pongo en los botes de basura que he colocado ahí, algunas (realmente muy pocas) personas aciertan a dejar en una bolsita de plástico las heces de sus perros, evidentemente nadie más que yo, embolsa todo y deja en donde las recoge el camión de la basura. Las botellas de plástico las llevo al centro de acopio de PET para reciclaje.

Y es que nuestra casa grande, nuestro planeta, el único que tenemos ya no aguanta mucho más y está a punto de darnos un coletazo severo. Ésta semana el científico James Hansen, que alertó al mundo sobre el peligro del calentamiento global de la tierra, cree que sería mejor para el planeta y las futuras generaciones que la cumbre de cambio climático de Copenhague terminase en fracaso. Puede sonar extraño que alguien que ha dedicado gran parte de su vida a alertarnos, prefiera el fracaso en esas reuniones políticas que un acuerdo, pero no está equivocado el hombre. Él dijo que cualquier acuerdo que pueda surgir de las negociaciones sería tan defectuoso que habría que empezar todo otra vez desde cero. Y es que el cuidado al medio ambiento está tan embrollado como nuestros sistemas económicos. Ambos, dan pena y muchos problemas, más de lo que podemos arreglar.

Y tiene mucha razón Hansen cuando dijo que esto es análogo al asunto de la esclavitud que afrontó Abraham Lincoln o el nazismo que afrontó Winston Churchill. Sobre ese tipo de cosas no puede haber más que un compromiso total. Uno no puede decir, vamos a reducir la esclavitud, busquemos un compromiso de reducirla al 50 o el 40 por ciento. O se elimina o nos elimina.

Con cada día que pasa, resentimos cada vez más el cambio en el clima, espero que cuando sea catastrófico aún tengamos algo por remediar. O nos acordaremos todos con arrepentimiento de lo que dejamos de hacer.

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