viernes, 19 de junio de 2009

DE LA CAVA DEL PATRÓN: Mi Mamá No Tiene


Si podemos imaginar la escena, tendremos un momento en la vida de Lucas siendo muy pequeño que mostró lo que haría semejante niño en sus años mas traviesos. Son los primeros años de los sesentas, la cocina de la enorme abuela es como ella, gigante. Abunda en personal, ollas hirvientes e ingredientes. A media mañana, la producción está en su punto máximo (ojo, no decir álgido, pues significa muy frío), mujeres vienen, mujeres van. Son los momentos de mayor actividad y confusión.

Y en medio de ese caos controlado, reina la enorme abuela de Lucas, enfundada en su gran vestido rojo con lunares blancos, observando, probando, supervisando, dirigiendo al ejército de asistentes que deberán completar el menú del dia.

Y por lo bajo, Lucas aparece y en un descuido de La Chata, nombre cariñoso que le dan a Jovita, madre del recio Ing. Saint Martin, le birla un jitomate. Escapa presuroso el niño y deposita el botín en la mesa de la cocina de su casa. En tanto, en la cocina de La Chata, se montó una averiguación previa por la desaparición del jitomate que hace solo un momento estaba listo para ser usado. Después de enviar por otro, la enorme abuela de Lucas puso ojo avisor para que nadie mas le escamotara la comida familiar.

Pronto, se asoma nuevamente la cabeza inquieta de Lucas y saluda a su abuela y a las presentes y en otro momento adecuado, toma una cebolla y corre con ella, hasta depositarla nuevamente en la cocina de su casa. Jovita, ante la evidencia concluye como han ocurrido los hechos y determina un culpable. Monta la trampa y coloca el cebo, una hermosa y brillante naranja.

Cándidamente, entra de nuevo el delincuente infantil y retoma la charla con su enorme abuela. En el momento en que el infante nota distracción, toma la naranja e inicia la presurosa huída. Pero es apresado por un par de manos regordetas y firmes que le impidieron avanzar, al tiempo que escucha su fiera voz que le dice: "¿A donde vas con eso, muchacho?

Lucas, frío de terror, pues su enorme abuela lo inspiraba fácilmente, tan solo acertó a contestar: "Es que mi mamá no tiene..."

La carcajada de La Chata se ocultó rápidamente detrás de una nalgada, la retirada de la naranja y el cierre del evento: "...pues dile a tu mamá que compre, andale, ve a ver si ya puso la puerca."

Ah, pero que escuincle...

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2 comentarios:

A las 21/6/09, 19:52 , Anonymous Elier ha dicho...

Que bonita història, Rosa y yo nos reimos mucho.
Saludos.
Elier

 
A las 21/6/09, 21:09 , Blogger LUCAS ha dicho...

Hola Elier.

Que bueno que te gustó, es un gran tesoro recordar mucho de lo ocurrido en la vida. Y de eso, tengo más...

Saludos también.

 

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