viernes, 22 de agosto de 2008

EL POR QUÉ DE LAS COSAS 220808

ENTRE HABLAR BIEN Y CREER QUE LO HACEMOS

Durante la vida diaria, nuestro idioma sufre transformaciones, deformaciones, adiciones y hasta violaciones. Muchas veces usamos palabras o formas de hablar que escuchamos de otras personas en charlas y adoptamos lo que nos parece correcto o nos gusta. Sin embargo, no investigamos si es una manera correcta de hablar. Pero el peor de los casos proviene de la televisión, es el principal deformador del idioma pues los locutores, relatores, cronistas, periodistas y personas que salen a cuadro (tecnicismo televisivo que identifica a las personas que aparecen en pantalla durante una transmisión), se consideran profesionales y expertos en su materia, pero su principal recurso, el idioma, lo aniquilan. No son lingüistas, no estudian el leguaje y lo que es peor, no les interesa.

Así que es común escuchar en noticiarios (ya trataremos esta palabra mas adelante), transmisiones deportivas, comedias, revistas, entrevistas y demás (ya que sucede en cualquier tipo de emisión) que usan barbáricamente el lenguaje y el teleauditorio lo absorbe y por imitación e incluso hasta admiración del personaje, emplean esos barbarismos, definido en la Real Academia del Idioma Español como:
Barbarismo. (Del lat. barbarismus).
1. m. Incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios.

Encontramos ejemplos increíblemente acomodados en nuestra habla cotidiana asÍ:
- LE PEGÓ A LA BOLA BIEN FUERTE. Debe decirse “le pegó a la bola muy fuerte” debido a que bien no califica a un verbo, es un adverbio que en su caso tiene su contrario que es MAL. Así, podemos expresar cuando alguien se conduce bien, lo contrario es conducirse mal. Pero muy es un calificativo aumentativo en grado superlativo, así determinamos la fuerza con que alguien le pegó a la bola, MUY FUERTE o irónicamente, puede determinar el grado de bondad o maldad: MUY BIEN O MUY MAL. Así que jamás habremos de escuchar LE PEGÓ A LA BOLA MAL FUERTE pues sería el contrario de BIEN FUERTE. Y los locutores, lo usan con una abundancia tal, que ahora ya se dice así. Qué pena.

Para no dejar olvidado al asunto que mencioné al principio sobre los noticiarios, es muy común en los medios electrónicos escuchar que están en un noticiero, definido en la Real Academia de la Lengua Española como:
Noticiero, ra.
1. adj. Que da noticias. Periódico noticiero.
2. m. y f. Persona que da noticias por oficio.

Y el noticiario se define como:
Noticiario.
1. m. Programa de radio, cine o televisión en que se dan, generalmente ilustradas, noticias de actualidad.
2. m. Sección de un periódico en la que se dan noticias diversas, generalmente breves.

Yo nunca he escuchado que alguien lleve el auto a cargar combustible a la gasolinera pues es la mujer que despacha gasolina, se lleva a la gasolinería, lugar que expende gasolina. Ni compras pan en una panadera, lo haces en la panadería.

Antes de terminar, una perlita del uso del idioma en México que me mandó mi amigo Watson a quien le agradezco.

INTENTE DECIR: La sobrecarga de trabajo me ha tornado irascible.
EN LUGAR DE: Estoy hasta la madre de chamba.

Y finalmente para los no nacidos en la península de Yucatán pero que necesitan comunicarse con los naturales de ésta bella zona del globo, una pildorita de sabiduría lingüística, cortesía de mi hija.

• La « ñ » intermedia de las palabras hay que eliminarla y sustituirla por « ni ». Ejemplo: En vez de decir ‘niño’, ‘caña’, ‘pañal’ El yucateco dice ‘ninio’, ‘cania’, ‘panial’
• Es tanta la confusión que mi sobrina me preguntó el otro dia si el nombre de su tío Toño era Antonio o Antoño

Es lindo nuestro idioma.

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