viernes, 8 de agosto de 2008

CRONICAS DE TONTILANDIA 080808

CIRCULAR EN TONTILANDIA.

Aunque ya sabemos un poco mas sobre ésta nación tan peculiar, la forma en que conducen sus habitantes en sus automóviles, les hacen aún mas dignos de estudio psicológico e incluso por parte de zoologos para aprender del comportamiento animal. Parte de la élite de biólogos en clase mundial han iniciado estudios profundos acerca del comportamiento de los automovilistas tontilandeses. El estudio preliminar arrojó datos tan interesantes que han sido enviados a este blog para ser publicados debido al interés mostrado sobre Tontilandia.

REGLAMENTO. Sin importar la ciudad, los conductores de Tontilandia tienen un elemento fuerte en común, ignoran por completo el reglamento que rige al tránsito automotor. Del 100% consultado, el 10% dijo conocerlo pero sus respuestas sobre el tema fueron tan vagas que se eliminaron. Con eso, se concluyó que ninguno conoce su reglamento. Pero aún así discuten con otros automovilistas y policías.

TAXISTAS Y CHOFERES. Fueron evaluados en áreas de conocimiento, destreza, memoria, dominio espacio-temporal y aunque sus respuestas fueron cortas, tuvieron una característica similar. Todos contestaron: ¿UH?. Ante el estupor de los evaluadores, tomaron la decisión de hacer una prueba densométrica neuronal y encontraron asombrados que todos los estudiados parecía que fuesen escogidos con todo propósito pues resultaron seres unineuronales. Hasta entonces entendieron sus conductas pues esa neurona sirve para respirar y si se les exije pensar, pues se ahogan. Con razón son como son.

MAMÁS. Al intentar encuestar a las madres de familia que estaban estacionadas en doble o triple fila afuera de la escuela de sus hijos, retocandose el maquillaje, esperando a sus hijos en clases de regularización, de ballet o tae kwon do bloqueando el tráfico, recibieron la misma respuesta ante su estupor: "Notengotiempoestoymuyocupadaenunallamadaymihijosaleencualquier
momentomejorlodejamosparaotromomentoquetengatiempoynoestén
mishijosperonomepuedoquitardeaquihastaquesalgamihijogracias" y subían la ventanilla de su camioneta. Todas por igual. Asombroso.

HOMBRES. Del 100% de encuestados, el 100% dijo que sabía perfectamente como conducir pero como los demás no, tenía que meterse en sentido contrario, pasarse el alto, brincarse el camellón y pitar constantemente para evitar accidentes. "Son una plaga, deberían tomar un autobús", dijeron cada uno sobre los demás conductores. Pero pudo ser identificado el Síndrome Goofy con claridad, con movimientos torpes, agresividad y aduciendo pleno conocimiento y control de la situación.

CLAXON. El elemento mas socorrido en el automóvil tontilandés es el claxon o bocina o pito. Los analistas e investigadores confesaron una gran confusión sobre el tema pues encontraron una regla inversamente proporcional que indica que a menos densidad neuronal, mayor reacción a tocar insistentemente al auto de enfrente en cuanto se enciende la luz verde. ¿Cómo es posible que sin tener suficiente tejido neuronal, se reaccione tan rápido? Están muy confundidos (debo confesar que he resuelto el asunto, pues genéticamente los tontilandeses suplen la falta de cerebro con reacciones a nivel de médula espinal, no necesitan pensar para actuar, pero hay que dejar a los investigadores hacer su trabajo).

POLICÍAS Y PATRULLEROS. Sus respuestas fueron asombrosas, discliplinadas y con una calidad constante. Tanto así que hubo que colocarlos al nivel de TAXISTAS Y CHOFERES, pues respondieron igual que ellos: ¿Huh?. Pero los analistas aclararon que les constó que no tuvieron contacto los dos grupos previamente, por lo que aumentó su confusión.

JOVENES. El reglamento indica que hasta la edad de 16 años pueden recibir su permiso temporal de conductor, avalado y responsabilizado por sus padres o tutor. Entonces, ¿cómo es posible que reciban su auto al cumplir 15 años? Pues es que son hijos de Tontilandia y el reglamento no se usa. Por lo tanto, no necesitan un permiso temporal. Con tener auto, basta.

Los analistas regresaron a sus bases con pocos datos y una gran confusión, incluso algunos de ellos reportaron conductas erráticas y al ser analizados sus cerebros, encontraron una afección temporal llamada "spaghetti". Por fortuna, al salir del contacto con la cultura tontilandesa, regresaron a su condición natural y normal en cosa de un par de semanas.

Se pega ésto, ¡Chihuahua!

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