miércoles, 6 de marzo de 2013

ENGAÑAR, UNA VIDA DE MENTIRAS.


Pretender decir la verdad, disfrazar un incumplimiento, asegurar lo que no se hará es vivir en el engaño. Nuestra sociedad moderna está plagada de mentiras, es una forma de vida, ya no una herramienta; desde la escuela, los niños encuentran útil ocultar la verdad, conducirse parapetado en lo que no debe ser y pretender salir airoso de exámenes, tareas, trabajos y demás responsabilidades. Por supuesto, tienen estupendos mentores: maestros, directivos y padres de familia.

Luchar contra el deseo de mentir es tan antigua como el hombre mismo, ya que en múltiples ocasiones nos vemos con la espalda contra la pared, acosados por la espada de las preguntas, evidenciados "in fraganti" y decidimos cobardemente mentir en vez de enfrentar la verdad. Pero no nos hemos detenido a analizar las consecuencias, aparentemente inocuas, al mentir. Más bien nos escondemos en un embrollo donde seguros estamos de que persona alguna nos podrá descubrir. Y eso es totalmente falso, nos queremos engañar a nosotros mismos.

Desafortunadamente vivimos en una sociedad de mentiras y de mentirosos, donde los personajes mas prominentes mienten, los políticos, religiosos, médicos, deportistas, actores, conductores de TV y radio; evidentemente si ellos lo hacen, muestran el camino para el resto de la población, viejos, maduros, jóvenes y niños. Intentamos durante la educación infantil reprender al que miente, evitarles que oculten la verdad y mostrarles que el camino adecuado y único es decir la verdad. Pero los llevamos al médico y dentista con la promesa de "no te va a doler", en vez de "aunque duela, es preferible eso a la enfermedad". Y le médico les reitera, "será un piquetito de nada, no duele" y el niño termina con dolor de nalga por casi una semana. Lo mismo en el dentista, quien se atreve con una sonrisa en los labios acercarle el taladro a la boca escudado en "no duele, ya lo verás" y a esa edad los niños no tienen más remedio que soportar la tortura del ruido y la sensación que recorre todo el cuerpo dejándolo adolorado.

Así que desde el seno familiar mentimos pretendiendo que los niños no lo hagan, exigiéndoles que coman sano mientras los padres se atiborran de chatarra; en la escuela saben que los maestros van a faltar cuantas veces puedan al son de asuntos sindicales; los directivos abusan de alumnos, padres y maestros; los políticos, los más grandes mentirosos de todos, abusan de quien lo permita: para muestra, la campaña política del pri (en minúsculas pues se lo han ganado a pulso) para robar la presidencia de México, ofreció en todas las candidaturas no elevar el impuesto al valor agregado y recientemente ha modificado sus estatutos para validar esa iniciativa que pronto deberá salir de la oficina presidencial. Obvio, no les importa el daño que cause a la economía el incremento en los impuestos, les interesa únicamente elevar la recaudación a fin de asegurar los ingresos que mantengan su nivel de vida.

Enfrentar la verdad con la verdad, genera molestias, y muchas, en el momento pero no trascienden en el largo plazo. La mentira perdura para siempre, al grado de que se ofrece fácilmente lo que no estamos dispuestos a cumplir. Y como fue mentira piadosa (invento religioso y maternal para justificar conductas inadecuadas), se disculpa. Por lo menos, eso creen los mentirosos.

Ahora, ponte a pensar: ¿cuanto has luchado por vencer la mentira de tu vida? Espero sean números positivos, pero lo dudo. Es mas fácil mentir que enfrentar a la verdad. ¿Verdad?

2 comentarios:

A las 13/3/13, 15:06 , Anonymous Iliana ha dicho...

Para no sumar una mentira más a mi lista de mentiras tengo que confesar: ¡¡Que deleite a sido leerte!!

 
A las 13/3/13, 18:29 , Blogger LUCAS ha dicho...

Que gusto que fue de tu gusto Iliana, y sin mentiras.

 

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