viernes, 3 de septiembre de 2010

DE LA CAVA DEL PATRÓN. Minimoto.


Cuando Lucas tuvo la edad suficiente, su Padre el recio Ing. Saint Martin decidió que era tiempo para que el escuincle se hiciera responsable de algo, cosa terrible para el niño.

Durante las vacaciones de verano, tuvo que acudir a la fábrica de pinturas donde trabajaba su Padre para prestar algún servicio y recibir a cambio algo de dinero. Se le asignó la tarea de limpiar y acomodar el archivo muerto, cosa que le sirvió al chico para desenterrar una gran cantidad de revistas y disfrutar lecturas que no caían en sus manos.

Con el dinero ahorrado, consiguió que le aportaran a su hermano otra cantidad suficiente y pudieron comprar una mini-moto. Estaba preparada para campo traviesa con una tijera larga, el manubrio con el refuerzo central, llantas con tacos y escape calculado.

Y dado su tamaño minúsculo, el recio Padre de Lucas se aseguró que los accidentes fueran a baja velocidad. La gasolina se alimentaba del tanque del VW paterno, succionandola con una manguera hacia el envase, pagando el precio al tragar algo del desagradable combustible y aguantando durante un tiempo aliento de dragón.

Debido a que tenía un motor de dos tiempos, era necesario mezclarle a la gasolina una cantidad definida de aceite, por lo que Lucas visitaba regularmente las gasolinerías (gasolinera es la mujer que despacha combustible) y se dedicaba a juntar de chorrito en chorrito una buena cantidad de aceite de entre la basura.

Así pudo el escuincle aprender a "cerrear" es decir, recorrer montes en moto pues sus amigos también tenían la propia. Aprendió a brincar, a "hacer caballitos" y divertirse con mayor movilidad. Y las aventuras comenzaron, cosa que serán registradas en éste blog.

Uf, ¿Lucas motorizado? Lo único que faltaba...

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