DE LA CAVA DEL PATRÓN. De Pinta.
Se fué gestando poco a poco pero en un lapso breve. Nunca se había ido de pinta y mira que el lugar se prestaba para hacerlo. Una escuela enmedio del campo, de sembradíos, cerros y zonas arboladas. Cerca había un pueblito pintoresco y un riachuelo tranquilo y limpio.
Lucas y sus dos compañeros, fraguaron el plan pues tendrían, cosa rara, un recreo largo por reunión de maestros. Así que Maza, el Pelón y Lucas tomaron sus mochilas y en vez de ir a jugar futbol a la cancha de tierra, enfilaron hacia el pueblo.
Cruzando tierras aradas, salieron de los límites del colegio. Habían planeado llevar cigarrillos para fumarlos fuera de la vista de los adultos y Lucas ofreció llevarlos pues días atrás había tomado de la tienda de su abuela una cajetilla de "Faros" sin filtro, que abultaban poco y eran cortos.
Cuando llegó el momento, el gigantón Maza pidió los cigarrillos y en cuanto los vió, rugió: ¿Qué es esta marranada? Eso es pura porquería. Pero finalmente se encendieron los cigarros de tabaco bronco y tosiendo pronto se les acabaron los deseos de "echar humo".
Siguieron andando, platicando, riendo y jugando hasta que llegaron al río donde se mojaron, nadaron y se divirtieron. Pronto, fué tiempo de regresar pues debían estar en la escuela y subir al camión escolar o al auto familiar.
Nadie cuestionó, nadie fué castigado. Eran tiempos más limpios, más seguros, más felices...
Lucas y sus dos compañeros, fraguaron el plan pues tendrían, cosa rara, un recreo largo por reunión de maestros. Así que Maza, el Pelón y Lucas tomaron sus mochilas y en vez de ir a jugar futbol a la cancha de tierra, enfilaron hacia el pueblo.
Cruzando tierras aradas, salieron de los límites del colegio. Habían planeado llevar cigarrillos para fumarlos fuera de la vista de los adultos y Lucas ofreció llevarlos pues días atrás había tomado de la tienda de su abuela una cajetilla de "Faros" sin filtro, que abultaban poco y eran cortos.
Cuando llegó el momento, el gigantón Maza pidió los cigarrillos y en cuanto los vió, rugió: ¿Qué es esta marranada? Eso es pura porquería. Pero finalmente se encendieron los cigarros de tabaco bronco y tosiendo pronto se les acabaron los deseos de "echar humo".
Siguieron andando, platicando, riendo y jugando hasta que llegaron al río donde se mojaron, nadaron y se divirtieron. Pronto, fué tiempo de regresar pues debían estar en la escuela y subir al camión escolar o al auto familiar.
Nadie cuestionó, nadie fué castigado. Eran tiempos más limpios, más seguros, más felices...
Etiquetas: 20100604, DE LA CAVA DEL PATRÓN
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