viernes, 11 de diciembre de 2009

DE LA CAVA DEL PATRÓN. Traileraventuras.


Les empezó a gustar mucho la rutina de levantar el campamento, enganchar la casa rodante al "vocho", tomar la carretera y llegar al siguiente destino para sentar sus reales en un sitio diferente.

Después de Guadalajara, llegaron a Mazatlán donde disfrutaron de la playa y el mar. Unos días más adelante, a Los Mochis y como en anteriores ocasiones, pararon en la caseta del "Trailer Park" donde el recio Ing. Saint-Martin cubrió la cuota y se les asignó el lugar.

Una vez estacionado adecuadamente el convoy, Lucas colocó los pedestales y esperó a que su padre le diera el aviso para sentarse en la defensa de la casa y poder separarla del auto. Mientras tanto, los demás con tareas asignadas, bajaban restos de comida, latas de bebidas y otros cadáveres del VW. En cuanto se estabilizaba el carromato y quedaba conectado a las redes eléctrica e hidráulica, iniciaba la danza de entrada por salida para cenar, acomodarse y dejar listo todo para pernoctar.

Lucas y sus hermanos en cuanto terminaron con sus deberes, se colocaron el traje de baño para refrescarse en la piscina, aunque camino a ella hicieron un descubrimiento fantástico: el parque estaba plagado de toronjiles por lo que una vez calmadas las ansias acuáticas y antes del llamado materno para la cena, inventaron un juego de futbol compuesto de dos equipos, uno formado por la hermana y el hermano de nuestro niño y el otro, pues por Lucas. Se ubicaron rápidamente las porterías y la pelota se tomó del árbol más cercano: una toronja, que por las repetidas patadas terminó por abrirse y dado que el juego estaba acalorado por el verano y la competencia, los jugadores se repartieron los gajos y bajaron otra pelota.

A la hora de cenar, la hermosísima doña Lupita no acertaba a comprender por que con tanto juego, había poca hambre. Pues sus niños se despacharon una docena de pelotas...

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