viernes, 11 de diciembre de 2009

EN EL METNAL. Readaptación Social mis...

En ésta semana un funcionario federal que chambea de Subsecretario del Sistema Penitenciario, en la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSP), declaró que en México la readaptación social de los delincuentes es un eufemismo.

Para quienes no lo sepan, eufemismo significa una manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante. Es hacer sonar menos mal a lo que es terrible, asqueroso o de plano innombrable. Pues Patricio Patiño Arias (así se llama éste individuo), reconoció que "no readaptamos a nadie". Mira que encontrar dentro del gobierno a algún valiente que RECONOZCA que las cosas están terriblemente mal es un garbanzo de a libra ya que siempre se les rodea de palabras bonitas y difíciles de entender para no reconocer que las cosas no se hacen bien. Aunque éste Sub le echó la culpa al Poder Judicial (Joder Pudicial digo yo) pues tardan hasta cinco años en dictar sentencia, no existen programas que realmente modifiquen para bien la conducta de los internos de los pomposa y cínicamente llamados Centros de Readaptación Social o CERESOs. La única conducta que se readapta es a delinquir más o peor, es decir en mayor extensión o con más saña.

Y para que podamos evaluar la profundidad de la situación, basta con mencionar de un caso que conocí en el CERESO (otra vez esa palabreja) de Cancún en donde un tipo en una parranda mató a otro, fue capturado y recluído. Imagina como será el sistema tan mentado de readaptación social donde éste hombre a pesar de lo que hizo, tiene una celda grande con Tv con cable, refrigerador, estufa y privacía, pues comparte su "suite" como decía Cantinflas con su esposa y sus dos hijos (un niño de 8 y una niña de 6). Rayos y centellas, un tipo que asesinó, fue capturado, juzgado y sentenciado, se lleva a su familia a vivir con él a la cárcel. La mujer sale temprano con sus hijos para llevarlos a la escuela, regresa con ellos, hace la comida y los lleva por la tarde a él al futbol y a ella al ballet. Por la noche, regresa para que la familia conviva. ¿Cómo le hacen? ¿Cuanto cuesta eso?

Es fácil imaginarse lo que verán esos niños, lo que aprenderán y lo que harán al crecer. Todo, caramba, todo está chueco en ésta nación.

Rememorando a mis cuates Tiki y Marusa, y a su lindísima hija, sólo puedo pensar WHAT A COUNTRY...

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