viernes, 30 de octubre de 2009

EL FUMARIUM. Tiki-Aniversario.

Tiki es todo un personaje y para Lucas ha sido mentor, compinche, socio, condiscípulo, sonsacante y encima de todo eso, el tío (Gamboín personal).


Lucas recuerda perfectamente como si fuera ayer el sonido delator del Tiki-vocho cuando en noches de luna llena (y sin luna o en tres cuartos o menguando), llegaba con Marusa a visitarlo. Ipso facto, su suertudota se vestía como podía y Lucas metía rápidamente cervezas al refrigerador, abría una botella de vino tinto y repartía en sendos recipientes semillas, quesos, galletas y algo de fruta.

Y el ding-dong delator del timbre anunciaba que estaban al otro lado de la puerta. La buena música empezaba, la charla, las carcajadas, los desvaríos y las anécdotas se aparecían a raudales. Se cerraban a altas horas de la noche con un buen apretón de manos.

Una mañana fresca de sábado, aún con los ojos arenosos por la Tiki-visita y por lo temprano, el implacable ding-dong demandó atención. Lucas, dando tumbos consiguió llegar a la puerta y por la mirilla observó la imágen distorsionada de una sirvienta (la sirvienta no estaba distorsionada pero era muy temprano, caramba) quien le avisó que el señor de la casa estaba atorado en el elevador. Lucas hizo una mueca y le rugió a la chica, "EL SEÑOR DE LA CASA SOY YO". Pero un engrane giró chirriando en su cerebro y le alertó de una escasa posibilidad. Al asomarse por la ventana del departamento que ocupaba con su suertudota en el quinto piso, vió el inconfundible Tiki-vocho color plumón fosforescente. De inmediato, todo el cerebro despertó y analizó furiosamente el asunto: 5:00 de la madrugada, despedida, 5:05 recogida de platos sucios, 5:07 entrada al baño, 5:12 entrada a la cama, 7:19 ¡EL DING-DONG violatorio del sueño! No hubo escándalo del Tiki-vocho. Si, Tiki y Marusa atorados en el elevador. ¡Válgame Dior! 8:25 todos a salvo en casa de Lucas desayunando y continuando la juerga que el elevador decidió no terminar.

Ésta semana fué de Tiki-aniversario y aunque de lejos, fué felicitado apropiadamente. Ya son muchos años, una treintena en que se toparon por primera vez en la universidad y el choque de dos maneras de ser sin un centavo de coincidencia, generó una amistad longeva y harto divertida.

Tiki, desde acá SALUD LA COMPAÑÍA.

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