viernes, 4 de septiembre de 2009

CABEZA DE CUENTO. Teoría


Y como nunca los aplaudían, hastiados del anonimato abandonaron sus conchas y se fueron por el camino del olvido.

Desde entonces, actrices y actores mejoraron su memoria. Así se extinguió, por puro capricho, el viejo oficio de apuntador.

FERNANDO PÉREZ TORRESCANO.

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