viernes, 28 de agosto de 2009

EN EL METNAL. Se perdió un pasado.


Se abrió ésta semana una polémica bastante caústica, pues la Secretaría de Educación Pública entregó los tradicionales libros de texto gratuitos a las escuelas primarias. Pero el detalle que irritó nacionalmente es que se omitieron los capítulos de la Conquista y la Colonia.

Nos guste o no, es parte de nuestra historia y el Sr. Alonso Lujambio, secretario (a propósito con minúsculas pues ese es su tamaño) de educación pública no es quien para cambiar ese hecho ni omitirlo. Más bien, la intención de estudiar nuestra historia es aprender de ella, de lo bueno y malo para repetir lo bueno y evitar lo malo. Pero si no lo sabemos, no podremos.

Y luego, este hombre que salió de Banamex, empresa especializada en el lucro con las necesidades apremiantes de la población y el financiamiento al capital mas cobarde que hay, que es el especulativo, llega invitado por calderón (también a propósito en minúsculas) para conducir la educación mexicana. ¡Válgame Dior! Con la clase de funcionarios que hoy tenemos, pues los resultados son evidentes.

Cuando fué cuestionado Lujambio, rechazó que con los cambios a los libros de texto se oculten pasajes de la historia de México. En entrevista con Carmen Aristegui para MVS Noticias, dijo que se trata de un régimen transitorio, donde habrá ajustes para que haya un orden histórico en la educación primaria, que se llegaría a incluir un "cuadernillo" adicional en sexto grado sobre historia de México, donde actualmente se imparte historia universal.

Y si entiendo correctamente lo que quiso decir este tipo, a los niños les enseñarán lo primero de nuestra historia hasta lo último de la educación primaria, en vez de historia universal. ¿Y la cronología de los eventos? ¿Y en vez de la historia universal, y ésta cuando?


Changos, que caos. Y finalmente dijo la SEP en un desplegado en la prensa nacional que “son provisionales y que se cambiarán el próximo ciclo escolar”. Así que van de mal en peor, la regaron feo pero feo, feo. Y luego salen con que es un plan temporal. Pues claro, lo malo es que lo bruto no se puede ocultar, como el dinero. Si ya se gastaron una millonada en ésta tontería pues como cambiarlo sino hasta el siguiente ciclo. Y zafarse es sencillo (según ellos), con un "cuadernillo" de trabajo que complemente al libro. Así que el error costó mucho mas al tener que imprimir lo que no se hizo desde un principio y modificar el plan de estudios.

Ah, que vergonzoso, que terribles son los experimentos de éste sexenio...

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