EL POR QUE DE LAS COSAS. Coetáneo
Adjetivo aplicado a las personas o cosas que tienen la misma edad o pertenecen a una misma época. Es palabra empleada ya desde los romanos, que la formaron con el prefijo co- (con) y aetas (edad). En latín existía también el verbo coaetanare, que significaba 'ser coetáneo', 'tener la misma edad', 'ser contemporáneo'. En castellano hay registros en castellano de esta palabra por lo menos desde el siglo XVIII, como en este trecho del Theatro crítico universal (1730), de Benito Jerónimo Feijoo:
LAS COSAS CLARAS Y EL CHOCOLATE ESPESO
Cuando desde América, el monje español fray Aguilar envió las primeras muestras de la planta de cacao a sus colegas de congregación al Monasterio de Piedra, para que la dieran a conocer, al principio no gustó, a causa de su sabor amargo, por lo que fue utilizado exclusivamente con fines medicinales.
Posteriormente, cuando a unas monjas del convento de Guajaca se les ocurrió agregarle azúcar al preparado de cacao, ese nuevo producto causó furor, primero en España y luego en toda Europa.
En esos tiempos, mientras la Iglesia se debatía sobre si esa bebida rompía o no el ayuno pascual, el pueblo discutía acerca de cuál era la mejor forma de tomarlo: espeso o claro.
Para algunos, el chocolate se debía beber muy cargado de cacao, por lo que preferían el chocolate espeso, o sea, "a la española"; para otros, el gusto se inclinaba por la forma "a la francesa", esto es, más claro y diluido en leche.
Los ganadores, finalmente, fueron los que se inclinaron por el chocolate cargado, por lo que la expresión las cosas claras y chocolate espeso se popularizó en el sentido de llamar a las cosas por su nombre.
Entre nosotros, circula hace muchos años la variante las "cuentas" claras y el chocolate espeso, usada en relación con las deudas (sobre todo de dinero) que suelen mantener las personas.
Sin embargo, a otros hace más fuerza la pureza del estilo,
pareciéndoles que ha más de mil y quinientos años que
no huvo autor que escribiesse tan bien el idioma latino,
y assí están firmes en que el escritor de esta historia
es coetáneo a alguno de los primeros césares.
pareciéndoles que ha más de mil y quinientos años que
no huvo autor que escribiesse tan bien el idioma latino,
y assí están firmes en que el escritor de esta historia
es coetáneo a alguno de los primeros césares.
LAS COSAS CLARAS Y EL CHOCOLATE ESPESO
Cuando desde América, el monje español fray Aguilar envió las primeras muestras de la planta de cacao a sus colegas de congregación al Monasterio de Piedra, para que la dieran a conocer, al principio no gustó, a causa de su sabor amargo, por lo que fue utilizado exclusivamente con fines medicinales.
Posteriormente, cuando a unas monjas del convento de Guajaca se les ocurrió agregarle azúcar al preparado de cacao, ese nuevo producto causó furor, primero en España y luego en toda Europa.
En esos tiempos, mientras la Iglesia se debatía sobre si esa bebida rompía o no el ayuno pascual, el pueblo discutía acerca de cuál era la mejor forma de tomarlo: espeso o claro.
Para algunos, el chocolate se debía beber muy cargado de cacao, por lo que preferían el chocolate espeso, o sea, "a la española"; para otros, el gusto se inclinaba por la forma "a la francesa", esto es, más claro y diluido en leche.
Los ganadores, finalmente, fueron los que se inclinaron por el chocolate cargado, por lo que la expresión las cosas claras y chocolate espeso se popularizó en el sentido de llamar a las cosas por su nombre.
Entre nosotros, circula hace muchos años la variante las "cuentas" claras y el chocolate espeso, usada en relación con las deudas (sobre todo de dinero) que suelen mantener las personas.
Etiquetas: 040909, EL POR QUE DE LAS COSAS
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