EL POR QUE DE LAS COSAS. Parásito.
En la actualidad, parásito es todo organismo vivo que se alimenta de otro sin contribuir a la supervivencia de éste.
Sin embargo, en la antigua Grecia, los parásitos eran los altos funcionarios encargados de verificar la cosecha de trigo y la preparación del pan, así como los banquetes en homenaje a los dioses. Más tarde se extendió a toda clase de huésped y a los invitados a fiestas o banquetes, por su sentido etimológico de 'comensal'. En efecto, la palabra griega estaba compuesta por el prefijo para- 'al lado de' y sitos 'trigo', 'pan', 'comida'.
Por supuesto, el significado que le daban los griegos bien podría aplicarse también hoy a muchos altos funcionarios de todos gobiernos.
SALVARSE POR LOS PELOS.
En tiempos remotos, el oficio de marino no exigía -como en la actualidad- que este profesional supiera nadar; más aún, había muchos hombres de mar que no podían siquiera mantenerse a flote en caso de naufragio debido a que la capacidad de nadar no era una condición "sine qua non" o inherente para ingresar como tripulante.
De ahí que, cuando un día el jefe de cierto cuerpo de la Armada, quizá guiado por razones puramente higiénicas, dio orden de rapar la cabeza de todos sus hombres, estos se alzaron en clamor de protesta y rebeldía, llegando incluso a la superioridad, alegando que la medida atentaba contra su vida, debido a que de esa manera se les privaba, en caso de naufragio, de una forma de asidero, dado que muchas veces eran salvados de una muerte segura al ser tomados de los largos pelos de su cabeza.
Este pedido formulado por los marinos fue curiosamente atendido por los superiores que, a través de una Real Orden expedida en 1809, decretaron la caducidad de la medida de exigir el pelo corto a los marinos.
En la actualidad, la expresión salvarse por los pelos o la variante criolla salvarse por un pelito son usadas para dar a entender que alguien logra salir de un apuro extremo, justo en el último momento.
Sin embargo, en la antigua Grecia, los parásitos eran los altos funcionarios encargados de verificar la cosecha de trigo y la preparación del pan, así como los banquetes en homenaje a los dioses. Más tarde se extendió a toda clase de huésped y a los invitados a fiestas o banquetes, por su sentido etimológico de 'comensal'. En efecto, la palabra griega estaba compuesta por el prefijo para- 'al lado de' y sitos 'trigo', 'pan', 'comida'.
Por supuesto, el significado que le daban los griegos bien podría aplicarse también hoy a muchos altos funcionarios de todos gobiernos.
SALVARSE POR LOS PELOS.
En tiempos remotos, el oficio de marino no exigía -como en la actualidad- que este profesional supiera nadar; más aún, había muchos hombres de mar que no podían siquiera mantenerse a flote en caso de naufragio debido a que la capacidad de nadar no era una condición "sine qua non" o inherente para ingresar como tripulante.
De ahí que, cuando un día el jefe de cierto cuerpo de la Armada, quizá guiado por razones puramente higiénicas, dio orden de rapar la cabeza de todos sus hombres, estos se alzaron en clamor de protesta y rebeldía, llegando incluso a la superioridad, alegando que la medida atentaba contra su vida, debido a que de esa manera se les privaba, en caso de naufragio, de una forma de asidero, dado que muchas veces eran salvados de una muerte segura al ser tomados de los largos pelos de su cabeza.
Este pedido formulado por los marinos fue curiosamente atendido por los superiores que, a través de una Real Orden expedida en 1809, decretaron la caducidad de la medida de exigir el pelo corto a los marinos.
En la actualidad, la expresión salvarse por los pelos o la variante criolla salvarse por un pelito son usadas para dar a entender que alguien logra salir de un apuro extremo, justo en el último momento.
Etiquetas: 280809, EL POR QUE DE LAS COSAS
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