viernes, 6 de marzo de 2009

COSAS DE LA FABADA

A Lucas le llamó, desde pequeño, mucho la atención el sonido y versatilidad del piano, incluso supo desde ese tiempo que el nombre completo del instrumento inventado por Bartolomeo Cristofori (Padua, Italia, 1700), es pianoforte. Esto debido a su capacidad única de producir sonidos suaves (piano) o fuertes (forte). Así que desde chico conoció y disfrutó del instrumento suavefuerte.

Tanto era su gusto que en cuanto aprendió a caminar, se paró en los pedales de la pianola que habitaba en la sala de la casa de sus abuelos, marca Gulbransen modelo Suburban, adquirida en 1926 y por la cual pagó su abuelo $1,558.53 de la época.


Su abuelo la llevó a la casa pues era el sueño de la abuela, tanto así que en vez de aplicarse el dinero para el enganche de una casa propia, ella prefirió el instrumento.

Así que en cuanto Lucas supo sacar los pedales e inyectar aire al sistema, inició sus conciertos, por lo que los sonidos de la pianola llegaban hasta la cocina y de inmediato, su abuela Jovita dejaba lo que estaba haciendo para sentarse en la sala a escuchar. Lucas le preguntaba inocentemente: Abuela, ¿cuando me regalas tu pianola? "Cuando me muera" Así que el infante replicó: Y, ¿cuando te mueres? "Pues un dia de éstos".

Y un día de esos, llegó. La pianola aterrizó en la casa de sus padres por lo que se daba gusto aporreando las teclas y dado que el estruendo era mayúsculo, en cónclave paternal se decidió que era conveniente que el vándalo evolucionara a estudiante musical. Una vez a la semana, Lucas acudía a la casa de una maestra de piano a unas cuantas calles de su domicilio donde era obligado a educar sus deditos regordetes en las escalas contínuas y a tocar "El Buen Rey Wenceslao".

Pero el destino tenía preparada una broma pesada para el pequeño tecladista, ya que en una comida previa a una clase de piano, se sirvió fabada asturiana que además de tener un sabor sensacional, para el momento en que Lucas tuvo que ir a su clase, provocó un movimiento intestinal digno de llamarle la atención.

A medio camino, encontró gozoso a sus 8 añitos que cada paso podía estar acompañado de una ventosidad sonora, que le divirtió durante todo el trayecto. Así estaba el tamaño de la producción, pero tarde se dió cuenta del lío en el que se metió, ya que sentado en el banquillo del piano con su maestra, tuvo que contener la presión. Ésta, iba en aumento constante y buscaba desdesperadamente aliviar el atorón gaseoso, pero era inútil. La maestra no iba a consentir semejante explosión asturiana.

El destino preparó una solución inesperada, ya que durante la práctica de escalas, sonó el teléfono y dado que en ésa época no se conocían los aparatos inalámbricos, la maestra se levantó a otra habitación a contestar.

Ese fue el instante esperado y el niño-globo dejó escapar la presión a un solo tiempo, provocándole una risa alegre por lo sonoro, pero se le borró tan pronto su nariz le adviritió que toda la sala se inundaba con el inconfundible aroma de semejante flatulencia. Corrió inmediatamente a abrir el ventanal que daba al jardín al tiempo en que su maestra regresaba.

Al notar el aroma y abierta la puerta corrediza, comentó con el niño: "caramba, el baño nuevamente huele mal, que bueno que abriste la puerta".


Fiu, escapó Lucas por un pelito (¿o fue por un pedito?).

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