viernes, 16 de enero de 2009

MI PADRE 2


Sigo en El Lago de Guadalupe, Estado de México. Para quienes leen lo que pasa por mi cabeza, les suplico acepten mi disculpa por no entregar por segunda semana consecutiva todos los artículos que inserto. Aunque los tengo escritos desde la semana pasada, no tengo el ánimo suficiente para publicarlos, no es tiempo de jolgorio ni de crìtica o análisis. Es tiempo de continuar con la dedicatoria a mi Padre.

La semana pasada, precisamente en viernes fué que puse el artículo previo sobre mi Padre, el sábado partimos mi hermana Edith y yo hacia el Estado de México. Llegamos a las 2 de la mañana del domingo para atender este asunto que estaba lleno de humo y confusión. El domingo mismo llegamos de visita a la zona de urgencias del hospital de La Quebrada, del Instituto Mexicano del Seguro Social. Hablar del IMSS ya es cosa seria, pero su ala de emergencias es capítulo aparte. Ahí se puede ver todo y de todo, conocer hasta donde alcanza la vida y la fuerza de las personas. A que punto están dispuestas las familias por sus enfermos y la relación que se establece con los vecinos de silla en la sala de espera es sui generis.

Sabemos que los hospitales son deprimentes por definición propia y mas aún en urgencias, pero en el IMSS es necesario elevarlo exponencialmente hasta alcanzar un altísimo grado de depresión. Familias enteras, tanto horizontal como verticalmente acampan autenticamente en el lugar, unos llevan cartones que despliegan durante la noche y acomodan detrás de las sillas en el dia. Se establecen zonas de exclusividad con sarapes y cobertores, las sillas se apartan con toda clase de bultos creados con bolsas de plástico, las antiguas bolsas del mandado o la que regala anualmente la carnicería "El Corte Fino". Los códigos de conducta no escritos pero rápidamente entendidos, aclaran quer nadie puede bajo ninguna circunstancia quitar el "apartado" de una silla, hasta que el ocupante retira su derecho. En ese instante, el que tiene mas saliva, traga mas pinole pues el nalgatorio mas rápido proclama al nuevo poseedor.


Se venden dentro y fuera de Urgencias lo que el hambre, sed y circunstancias requieran: desde máquinas expendedoras de café gurmé (así dice) con americano, capuchino, mokachino, chocolate y leche calientes todos endulzados, con sus variantes de Más Azúcar o Sin Azúcar. Cualquiera, $6.00 y junto a ella, otra máquina que entrega comida chatarra y una sección algo nutritiva. Es divertido ver como conviven los fritos con las barras de granola. Enfrente, un puestecito con refrescos, pasteles, café, jugos, charolas de ensalada (lechuga, pollo, un huevo duro rebanado a la mitad, queso amarillo de plástico y un recipiente pequeño con una crema rosa que quiso ser aderezo, eso si todo de dudosa procedencia) de a $12.00 y tortas calientes de a $10.00. En los jardines, una cafetería con mesas y sillas con platillos un poco mas elaborados. Pero en la calle, el folklor mexicano con quesadillas, memelas, sopes, huaraches y toda la familia de fritangas convive con tamales con champurrado, gelatinas (jaletinas de antes), toda clase de revistas y los infaltables güeros "viene-viene" (franeleros) administrando la vía pública a modo de estacionamiento. Todo aderezado por una buena dosis de polvo que se vuelve lodo cuando llueve.

Incluso, me tocó ver quienes receta en mano, suplicaban una "ayudita" para comprar medicinas, aunque fuesen gratuitas pues se entregan ahí mismo. También, hubo merolicos que vendían bastones, sillas plegables y artículos de asistencia a enfermos pregonando en la misma sala de emergencias, junto al güero franelero gritando "a´istá la polecía quitando placassssss".

Para que la historia fuese aún mas incongruente, el domingo por la tarde nos avisan que cae gravemente enferma la hermana mas chica de mi padre, Hermelinda, la Tía Lalá. Muy querida por todos, dicharachera, alegre, inciadora de polémicas y buena bebedora de "palomas" (tequila con refresco de toronja). Ese mismo día nos avisa la familia que está enferma desde hace 5 años (nadie se dió cuenta, ni sus médicos) de hepatitis A y C. Por la noche, entra a Terapia Intensiva en un hospital particular y a los pocos minutos muere de un paro cardiaco.

Ninguno pudo ver venir ese asunto, pues mi padre había centrado la atención y su hermana se fue en un suspiro cerca de las 23 horas. Al siguiente dia, mis hermanos fueron al sepelio y mi madre y yo al inframundo de "Urgencias IMSS". No cabe duda que la vida es un gran misterio.

Mi padre fue llevado a piso (el cuarto para ser exactos y para no variar el asunto subrrealista, a Pediatría pues sólo ahi había cama) donde por fin pude verlo y atenderlo. Desde las 09:00 hasta las 20:00 había que seguir inmerso en esa burrocracia despectiva que es la medicina oficial, donde solamente un familiar puede subir a visita. Y gracias a las enormes dotes de publirrelacionista de mi hermosísima madre, pudo mi padre tener cama, privacidad, atención y asistencia. Mi padre ha sobrevivido a su viacrusis, pues después de haberse desangrado terriblemente por ruptura de divertículos en el tracto final del sistema digestivo (causa de ingreso a Urgencias), está estable. Se ha aferrado a la vida de manera impactante. Mientras lucha minuto a minuto, su hermana se le adelantó en un segundo.

Pero la cosa no va bien. Aunque la hemorragia está controlada, la falta de alimento y oxígeno dañó mas su cerebro ya de por si afectado. Con serias dificultades para respirar y enormes problemas para deglutir pues se broncoaspira, queda muy poco espacio para las maniobras. Parece mentira que hoy el único camino que le deja la sociedad a mi padre es prolongarle una terrible agonía. A un individuo que fue productivo para el país por mas de 40 años y además contribuyó a formar a incontables generaciones como catedrático en la UNAM, la sociedad mexicana no tiene los instrumentos para ayudarlo a bien morir. Hoy, tan solo le pueden alargar su existencia por razones éticas y legales en un mal tino, pues la crueldad que representa que viva un dia mas, deja muy pequeña a la Inquisición de funesta memoria. No hay manera de que a sus 80 años con el cerebro destruído, el corazón funcionando a marchas forzadas, un sistema digestivo en riesgo y sistema respiratorio alterado, pueda descansar ya.


Mi Padre sigue vivo, si es que algo de la definición aún le alcanza.

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4 comentarios:

A las 17/1/09, 8:28 , Blogger Miguel Miranda ha dicho...

Luis querido, Karla y yo estamos contigo y con tu familia. Enviamos un abrazo grande y solidario a tí y a toda tu familia.

Miguel y Karla

 
A las 17/1/09, 16:42 , Blogger LUCAS ha dicho...

Mi estimado Zorombático.

Les agradezco mucho sus palabras y siento muy cerca sus sentimientos.

 
A las 19/1/09, 9:10 , Anonymous Anónimo ha dicho...

Mi estimado Luis.
Te mandamos un abrazo muy fuerte y cariñoso.
Sergio y Edurne.

 
A las 19/1/09, 9:15 , Blogger LUCAS ha dicho...

Hola Sergio, Hola Edurne.

Gracias por sus líneas. Ya estoy de regreso en Cancún, a la expectativa de lo que suceda en la semana.

Saludos y nuevamente gracias.

 

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