viernes, 16 de julio de 2010

DE LA CAVA DEL PATRÓN. Boxer.


Era una mañana de verano, sabrosa, caliente, sin nubes ni escuela. Lucas tenia 13 años en ese momento y con la despreocupación que da la transformación de niño a adolescente, encaminó sus pasos a la casa de su mejor amigo: Alejandro mejor conocido como "Calaca" o "Pompillo".

Le chifló como lo hacían en vez de timbrar en su casa y al ver que no había respuesta, decidió continuar hacia el final de la calle amplia a la casa de otro amigo, Carlos "el_abioneta" por su prominencia labial.

Mientras iba perdido en sus pensamientos, a la mitad del camino se abrió el portón de la casa de su maestra de música en la escuela pero salió de inmediato su perra boxer que al ver al niño, corrió hacia él arrancándolo de su mundo y regresándolo a la realidad con la brusquedad del peligro.

Lucas al ver que iba a ser atacado irremediablemente por el can, arrancó a correr pero hacia el chucho al momento en que estaba muy cerca. Eso evitó que le alcanzara y le agregó algo de tiempo al chaval. Aplicando los frenos de potencia, la perra dió la vuelta y se enfiló hacia el escapista.

Cual sería la sorpresa que sobrecogió a la maestra al ver la escena, a la perra por esa acción evasiva y a Lucas al notar que la adrenalina que su cuerpo secretó lo hizo volar al grado que a pesar del intento furioso del can, no pudo alcanzar al muchacho.

Bien dicen que el miedo no anda en burro...

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