viernes, 11 de junio de 2010

DE LA CAVA DEL PATRÓN. El Oráculo de las Mandrágoras.

Un día, Lucas recibió el ultimátum por parte de su suertudota, quien le comunicó que sus hijos crecían y no podían estar en la misma recámara y además ya estaba suave de tantos cambios de domicilio, que el último que harían debiera ser a su casa propia y que mas le valía comprar una casa por favor.

Lucas tardó algunos días en hacerle digestión a tan pesado concepto y consintió en la demanda conyugal. Así que juntos se dieron a la tarea de buscar el sitio adecuado hasta que lo encontraron cumpliendo con todos los requisitos.

Al mudarse finalmente a su casa propia, todos se sintieron muy contentos excepto por un detalle: la casa de al lado era la bodega de materiales y muchos albañiles que aún trabajaban en la construcción del fraccionamiento ahí dormían. La inquietud femenina le fué reportada a Lucas con un plazo perentorio que caducaba de inmediato. Dado que los trabajadores eran peninsulares, Lucas fraguó un plan que de dar resultados, llevaría la tranquilidad necesaria al hogar.

Sembró pasto en el jardín delantero, en el centro abrió un círculo marcado con rocas, colocando exactamente en el eje una sávila de gran tamaño. Lucas aprovechó el hecho coincidente de que sólo se bombeaba agua por la noche y que esa era la hora en que los alarifes preparaban una fogata para cenar. Bajo el cielo estrellado, los saludaba mientras regaba el jardín con su círculo coronado por la sávila. Pronto, hubo alguno que preguntó el por que de la planta claramente marcada y aquí empezó la leyenda.

Así lucía el Oráculo original, en 1992.

-Es el oráculo de las mandrágoras, contestó Lucas provocando que los ojitos irritados por el humo se abrieran al tamaño de la curiosidad. Pronto, todos olvidaron la cena y se apostaron en la pequeña barda para escuchar, pues siendo todos de orígen campesino su cultura está plagada de fantasías de seres sobrenaturales.

"Las mandrágoras se conocen desde hace muchos años y son plantas que tienen raíces con forma humana, así que si alguien se atreve a entrar a mi casa, se arriesga a que la planta salga de la tierra, lo atrape y lo arrastre al inframundo para comérselo". Las risas nerviosas se cruzaron con las miradas hasta que uno preguntó -¿Y por qué no te come a tí?. La respuesta fué inmediata: "Yo la sembré, yo la riego, yo la cuido y ella me cuida a mí y a mi familia".

Y los albañiles a partir de esa noche, pidieron historias de mandrágoras que obligaron a Lucas a leer sobre esas leyendas medievales, pero que le permitieron no sólo proteger su hogar, sino que los trabajadores cuidaron también del sitio para que los ayudara y protegiera.

Pá su...
Así luce el Oráculo al día de hoy.

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