viernes, 30 de octubre de 2009

CIBERCIENCIA. Otla vez aloz.

Cuando voy al supermercado con mi suertudota, tenemos la precaución de mirar el orígen de los productos que adquirimos. Si dice HECHO EN MÉXICO, lo metemos al carrito por encima de los importados. Si no hay de otra, ni hablar, el que nos parezca mejor.


Éste criterio de selección tiene dos importantes fundamentos:
a) En tiempos de crisis severa, preferimos apoyar a los productores mexicanos, sobretodo del campo muy pero muy por encima de los extranjeros. Y más aún, hasta con satisfacción maquiavélica si son gringos. Si compramos mexicano, el dinero se queda en México, da la vuelta, crea riqueza y permite salidas a la crisis económica. Si la preferencia de compra es a la importación, tu dinero se fuga y enriqueces a los productores en otros países.
b)Principalmente los gringos tienden a deshacerse de lo que salió mal, no es bueno, hace daño o está prohibido consumir dentro de su país. Y los chistositos se lo venden muy contentos a cadenas comerciales para que los vendan en otro lugar, México por ejemplo. Te voy a contar una de terror:

El arroz que está llegando a nuestras mesas no está autorizado para consumo humano. Es parte de un experimento que se salió de control en los Estados Unidos. En agosto de 2006, el gobierno estadounidense reconoció que sus cargamentos de arroz estaban contaminados con un transgénico no apto para consumo humano que se fugó de campos experimentales. Aunque rápidamente las autoridades de Estados Unidos autorizaron este transgénico, no pudieron evitar la cancelación de compras de arroz estadounidense por parte de Japón y de los 25 países de la Unión Europea. Esto provocó el desplome de los precios de este cereal. Se estima que 70% del arroz que comen los mexicanos proviene de Estados Unidos, por lo que el riesgo de que estemos comiendo el arroz contaminado es muy alto. En agosto y septiembre pasados, la Comisión Federal de Prevención contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) de la Secretaría de Salud tomó muestras del arroz importado para enviarlas a laboratorio y analizarlas. Sorpresivamente, no ha querido informar los resultados de estos análisis.

Así que puedes estar comiendo la marranilla que ellos ni por error le darían a sus hijos, pero no tiene escrúpulos en que tú sí. Por favor, por salud y por apoyo a los mexicanos, revisa la procedencia de lo que compras y si hay variedad entre mexicano y extranjero, no lo dudes.

COMPRA NACIONAL, COMPRA MEXICANO. O corre el riesgo de morir antes de tiempo. Vaya uno a saber que carambas estaremos masticando.

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