viernes, 11 de septiembre de 2009

CABEZA DE CUENTO. Aristócrata.


Mientras las llamas crepitaban en la chimenea del oscuro salón, el vampiro volvió sus ojos de un violeta fosforescente hacia el periodista que lo entrevistaba atemorizado. Se le oyó musitar tristemente, inclinándose sobre él:
-La verdad es que no me duele tanto que la gente ya no crea en vampiros, sino que ya no crea en los condes.
ROBERTO RAMÓN REYES MAZZONI.

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