viernes, 17 de octubre de 2008

DE LA CAVA DEL PATRÓN 171008

GUARDERÍA EN EL MERCADO

En una época, hace muchos años cuando Lucas era un individuo de 2 años, su hermosísima madre cargaba con él para ir al mercado a comprar los alimentos del día. Era un tiempo en que no existían los supermercados, no existían las tiendas de conveniencia ni el servicio a domicilio. Era un tiempo en que se caminaba mas y se usaba el auto menos. A una cuadra escasa de la casa de Lucas estaba (y está aún) un mercado, donde se podía conseguir todo: frutas, verduras, carnes rojas y blancas. ¡Caramba! ahora que lo pienso, veo que se podía conseguir casi todo, no había pescados o mariscos. Pero si había juguetes, pelotas, carritos y para el regocijo de Lucas, dulces: palanquetas, pepitorias, alegrías, ates, acitrón (de un fandango, zango, zango, sabaré, sabaré, de barandela con su triqui, triqui, trán) y frutas cristalizadas.

La hermosísima madre de Lucas.

Es por ello que cuando Doña Lupita decía, "Vamonos" era un momento de alegría en el niño. Sabía que una visita al mercado significaba comparar dulces, un juguete (era suficiente una pelota de esponja) y mientras la hermosísima madre de Lucas compraba, él pasaría un rato divertido en la guardería del mercado. ¿Cómo, un mercado con guardería? ¿A quien se le ocurriría semejante cosa?

Pues si, el mercado tenía una guardería en un tapanco que cuidaba a los pequeños mientras sus madres hacían su compra. Idea fantástica, revolucionaria, hoy usada por los negocios de ¿comida? rápida. A cambio de unas monedas, la madre deja a su hijo en un sitio seguro, con cuidadoras que atenderían un rato sus necesidades, lo entretendrían y alimentarían.

Lucas recuerda que cuando llegaba al mercado de la mano de su madre, era subido por una escalera metálica al tapanco en cuestión, recibido por una cuidadora que le proveía con papel y crayones para vaciar una alocada imaginación. Después de un rato de dibujar a diestra y siniestra, le era servido un plato de frijoles negros que sabían deliciosos para finalmente esperar a Doña Lupita y regresar a casa con las viandas del día.

Hoy, a tantos años de distancia me pregunto: ¿Cómo es que ideas tan redondas y provechosas como los mercados con guardería quedaron olvidadas? ¿Las sepultó el concepto moderno del supermercado y su consumismo acelerado? Es pertinente voltear a ver el pasado y ajustar lo bueno que ha tenido para desarrollarlo en los tiempos por venir... digo yo.


Lucas en épocas de mercado.

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