viernes, 13 de mayo de 2011

CIBERCIENCIA. El Gran Secreto


Pocas cosas en la historia de la humanidad son tan inútiles como dañinas, pero asombrosamente muy aceptadas e incluso, modelo económico a seguir. El refresco llamado Coca Cola es el ejemplo por excelencia del absurdo absoluto. Se vende como bebida refrescante pero es sumamente agresiva para el organismo, plagada de azúcar y generadora de cáncer y dependencia, se ha entronizado al parecer para siempre (y eso es mucho tiempo). No refresca, genera más sed de la que aparentemente quita, no aporta ningún valor nutritivo y en cambio, afecta terriblemente a la estabilidad orgánica.

Pero uno de los secretos mejor guardados se revela recientemente, apareciendo como debía ser, en un sitio insospechado, Ayelo de Malferit, un pequeño pueblo valenciano, en España. Ahí, en 1880 tres amigos, Bautista Aparici, Ricardo Sanz y Enrique Ortiz, crearían una innovadora destilería que surtiría a la Casa Real y que les valdría numerosas medallas de oro y distinciones internacionales por la originalidad de sus licores: perfecto amor, placer de damas, lágrimas de contribuyente o leche de vieja, un ponche dulzón con toques de canela y limón.

Entre otros muchos concursos, participaron en la Exposición Universal de París de 1889, cuando se inauguró la Torre Eiffel, y en un certamen de bebidas en Filadelfia en 1885, un año antes del nacimiento oficial de la Coca Cola. Aparici viajaba mucho a Estados Unidos para abrir mercado. En esa época una plaga acabó con las viñas del pueblo y él trajo una vid más resistente que todavía utilizan, la americana. A cambio iba dejando botellas de Nuez de Cola Coca"

La historia de Coca Cola presenta a un farmaceútico estadounidense como su inventor. Lo que mañosamente no cuenta es que seis años antes en Ayelo de Malferit, inventaron un jarabe con un sospechoso parecido, la Nuez de Cola Coca. La multinacional iría hasta allí a comprarles la patente. La bebida, que todavía se produce, tenía además un sabor parecido (aunque más concentrado), el mismo color y la misma base: nuez de Kola y hojas de coca de Perú. En un principio se llamaba Anís Celestial y se etiquetaba como jarabe de la Fábrica de Licores de Aielo.

Años después, en 1953, ambas bebidas se volverían a cruzar. Coca Cola, en plena apertura de mercados, aterrizaba en España, pero allí se toparía con un obstáculo: una bebida de nombre parecido y con la misma base que, según las leyes españolas, impedían su comercialización para evitar confusiones: la Nuez de Cola Coca.

Los delegados de la compañía estadounidense no tuvieron más remedio que acercarse hasta Ayelo de Malferit y comprar la patente. En pocos años "la chispa de la vida" inundó toda la península.

Pero ni siquiera con ron logra pasar por mi garganta esa marranada. Coca Cola, ¡Puagh!


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