viernes, 28 de enero de 2011

NEURONALIA. El Día de Hoy.

Mi cumpleaños 51 ha sido colmado por alegrías disparadas inclementemente por tantas amistades que he atesorado durante ese lapso (muchos dicen período de tiempo pero no conozco otro período que denote tiempo. No hay de distancia, peso o cualquiera otra medida. Vaya rebuznancia.) y me abrumaron con su cariño. Parientes, amigos, colegas, compañeros escolares y clientes hicieron derroche de amistad y aceptación.

Abrí los ojos faltando diez minutos para que el reloj marcara las cinco de la mañana, cosa que no es extraña pues todos los días regreso a la conciencia alrededor de esa hora: poco antes de las cinco o a más tardar, a las seis. Después de visitar el baño, decidí deslizarme en la cama de mi mujer pues desde hace muchos años tenemos habitaciones y camas propias para asegurar un descanso adecuado. Ella notó mi presencia y por el evento particular, masculló un "feliz cumpleaños" entre azul y buenas noches. Sin embargo, pronto retornó a la conciencia y estuvimos charlando más de una hora, hasta que me levanté y vestí para salir al ejercicio matinal.

Ya en el parque, me alcanzó mi vecino David quien junto con Foxy, mi perrita "callerman" hicimos una hora de actividad física. Pero la invitaciónn de mi suertudota estaba echada, a desayunar a las siete. Por lo que extendí la invitación a David quien decidió acompañarnos. Hicimos una reunión amena y agradable, aunque antes de salir le marqué a mi hermosísima Madre para ponerla al tanto y la felicité pues conmigo debutó como mamá y se congratuló con el reconocimiento.


A partir de esa hora, el bombardeo telefónico, de SMS, correos y "feisbuc" se prolongó hasta las diez y media de la mañana. Mis hijos, enlazados en una misma llamada me elevaron el nivel de alegría hasta el infinito. Estaba muy contento de recibir tantas muestras de cariño, pero me era indispensable cumplir con una tarea pendiente por lo que cerca de las once entré a la regadera y después de vestirme apresuradamente, salí a cumplir con el compromiso.

De vuelta del deber cumplido, salimos mi suertudota y yo a adquirir los productos necesarios para la comida del sábado. Toda clase de verduras, condimentos, carnes e implementos requeridos. Estando completos, volvimos a casa para comer cualquier cosa y descansar. Mientas los cuates continuaron haciéndose presentes con sus felicitaciones, lo que incrementaba la alegría en mi ser. Escuchar la voz de mi tía Malena elevó exponencialmente el ánimo.

Ya cercano el día a las 19:00 horas, mientras mi suertudota atendía una consulta inicié los preparativos de los guisos que serán presentados en el festejo del sábado: rajas con crema, tinga de res, asado de cuete, papas con chorizo, frijoles charros,champinñores al ajillo, nopales en ensalada y papas sofritas. Las salsas verde y roja corrieron al cargo de mi suertudota mientras yo avancé mucho en la preparación de los ingredientes principales.

La última felicitación llegó cerca de media noche por parte de Amparo mientras subía a mi laboratorio para escribir y subir éste blog.

Una última llamada de mi hermosísima Madre me dejó satisfecho a plenitud. Fue un día estupendo, como exige un cumpleaños ser saborado: colmado de seres que le quieren bien a uno pero un común denominador dejó huella a profundidad: hacerme saber todos que el momento es perfectamente merecido, me conmovió.

Eso, ser querido por merecimiento es mi mayor riqueza (aunque se transforme acelerademente en ruqueza, no importa). Es bueno saberlo...

Así que, "japi verdei" Lucas.





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