viernes, 5 de febrero de 2010

EN EL METNAL. Robo en la Selva.

Mientras estuvimos hospedados con Arturo (a) El Gallito, conocimos a Gabriel quien además de dirigir la ceremonia del temazcal, es delegado ante la ONU de su zona y etnia, busca que sus semejantes sigan siendo Mayas orgullosos de su raza y creó una escuela rural para los niños del ejido Jacinto Pat.


Un gran tipo este muchacho, con ideas amplias, criterio vasto y fuerza ancestral. Nos sentimos muy honrados en poder cooperar con él llevando algunos artículos y cuadernos que serán de utilidad en esa escuela, pues nadie en el gobierno ni en la iniciativa privada han atendido las necesidades de conocimientos de esos niños. Pero Gabriel si.

Conocer a una persona de ese tamaño y con esos tamaños, es para embriagarse con su ejemplo.

Y por eso es que no se puede entender que existan tipos con formas tan bajas de vivir. La noche anterior a nuestra llegada, le robaron a Gabriel un gran tramo del cable que va desde la carretera entrando cinco kilómetros en la selva, conduciendo la electricidad hasta donde educa, vive y trabaja. Todo por unas cuantas monedas a cambio del cobre.

El problema consecuente estriba no solamente en la falta del fluído; ahora Gabriel tendrá que seguir paso a paso, dentro de la selva espesa, su cable. Poco a poco revisar hasta encontrar el corte. Pero ahí no termina la dificultad, es la mitad de ella. Habrá que recorrer el sitio hasta encontrar la otra punta y calcular en pasos, suponiendo un metro con cada uno, el tramo faltante, salir a comprarlo y empatar las puntas después de interrumpir la corriente.

Y todo, por unas cuantas monedas. Que bajo hemos caído.

Ánimo, Gabriel.

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