viernes, 14 de agosto de 2009

DE LA CAVA DEL PATRÓN. Lucas VS el Trolebús


Durante la vida universitaria de Lucas, debió dejar la casa paterna por la lejanía entre un punto y otro. Pero el contacto con su familia se hacía con frecuencia durante el fin de semana.

Llegado a un punto en su educación como economista, Lucas tuvo un semestre en que los días miércoles y sábados no tuvo clases por lo que aprovechó para aumentar las visitas a sus padres. Y acordó con su Padre, el recio Ing. Saint Martin, jugar tenis entre semana, por la tarde precisamente los miércoles. Llegaba a comer con todos y a eso de las cinco jugaban. Ese fue el punto en que el progenitor al verle correr desgarbado y dando tumbos hacia la red después de servir un saque, reprimiendo sus risas le decía que corría igual que el pato Lucas (Daffy Duck) por lo que así se le conoce desde entonces.

Un miércoles, después de haber terminado sus compromisos laborales (ya que trabajaba para una institución financiera), se cambió de ropa y salió caminando rumbo a la estación del metro que le llevaría cerca del estado de México donde tomaría un autobús que le acercaría a la casa paterna.

Pero en esos tiempos, la ciudad de México se vió en una actividad febril y caótica pues decidió el regente que dado que no existía un trazo correcto de calles y avenidas, se construirían los que hoy ya se conocen cotidianamente como ejes viales. Calles amplias que cuadriculan a la capital, permitiendo viajar en línea recta de norte a sur y de oriente a poniente con sendas viceversas. Pero para evitarle al peatón caminar demasiado para encontrar transporte público, un carril se destinó para el trolebús, camión eléctrico que no contamina, pero en sentido contrario. Así que había en cada eje vial un trolebús en el sentido de todos los autos y uno alrevés.

Pues Lucas ese miércoles camina hacia la estación del subterráneo y se detiene en la esquina de un eje vial ya que tiene la luz roja. Al ponerse en verde, cruza por la zona de seguridad peatonal y al mismo tiempo escucha un ruido muy fuerte, sintiendo un empellón tremendo. El mundo de Lucas gira a velocidad vertiginosa mientras se siente elevado por el aire. Aterriza de cabeza, rebotando y quedando sentado desorientando en medio de la calle. Ve como su raqueta, pelotas, libros y demás artículos personales están desperdigados.

Un polecía (en el DF así se autonombran) corrió hacia él pitando y deteniendo el tránsito que amenazaba con aplastar a tan zarandeado muchacho. Pronto se bajó el chofer y le preguntó: ¿qué pasó? Lucas le dirigió una mirada asesina y le contestó. tu dime, yo no vi nada. El polecía o elemento, lo ayudó a incorporarse mientras personas diligentemente correteaban las pelotas. Así que cuando le preguntaron si estaba bien, se tocó toda la humanidad y encontró un trremendo arrugamiento en el cuero cabelludo, por lo que decidió ir la hospital, rechazando una ambulancia pública. Por su trabajo, tenía apoyo médico privado.

Y renqueando, regresó a casa para ir al hospital. Sin jugar tenis, ¡chin!

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