viernes, 19 de septiembre de 2008

EL POR QUÉ DE LAS COSAS 190908

EL HIMNO NACIONAL MEXICANO, FACIL DE TOCAR, DIFICIL DE CANTAR


La música escrita por Jaime Nunó contiene altibajos que dificultan la adecuada interpretación de quienes no han recibido educación vocal

El Himno Nacional es una marcha marcial compuesta en compás de cuatro por cuatro, de fácil interpretación para una banda u orquesta sinfónica y difícil de cantar de forma adecuada por una voz sin instrucción.

La secretaria general de la Escuela Nacional de Música de la UNAM, Artemisa Margarita Reyes Gallegos, compartió un análisis musical del canto patrio que este 15 de septiembre cumplió 154 años de haberse interpretado por primera vez en el Teatro Nacional.

La especialista expuso que la música escrita por Jaime Nunó contiene adornos musicales de estilo español, donde una misma vocal debe cantarse en diferentes notas, además contiene altibajos que dificultan la adecuada interpretación de quienes no han recibido educación vocal.

La funcionaria universitaria explicó que eso no significa que el pueblo no tenga la capacidad para la interpretación adecuada de su himno, sino que se trata de una pieza musical que impone un amplio espectro de notas que hace más difícil cantarla. Precisó que una de las características de la música de este himno es que tiene un ritmo que difícilmente pasará de moda, pues se trata de una marcha de guerra que no pierde vigencia.

Artemisa Reyes detalló que en las estrofas escritas por Francisco González Bocanegra se relatan pasajes de la historia del país y de interpretarse completo requeriría un largo tiempo para escucharlo, pues entre cada estrofa debe repetirse el coro. La maestra de música, candidata al doctorado en musicología, recordó que por decreto de ley para las ceremonias oficiales el Himno Nacional Mexicano solamente puede interpretarse por una orquesta o una banda sinfónica o en las escuelas puede reducirse al acompañamiento de piano. Indicó que se trata de disposiciones reguladas por la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, en la cual se establece que nadie podrá interpretar este canto patrio con arreglos musicales o de la letra y tampoco se podrá interpretar una versión de la música diferente a la que se difunde en la propia ley.

Diversos documentos históricos establecen que la primera composición de un Himno Nacional fue creada por José Torrescano y se estrenó en 1821. Sin embargo, esta obra no logró institucionalizarse y por lo tanto tampoco tuvo aceptación entre la sociedad. Tras varios intentos de contar con un canto patrio adecuado, en 1853 el ex presidente Antonio López de Santa Anna convocó, por conducto de Miguel Lerdo de Tejada, a un concurso literario-musical.

En esa ocasión la convocatoria consideraba como objetivo fundamental que hubiera un canto verdaderamente patriótico que, adoptado por el Supremo Gobierno, fuera constantemente el Himno Nacional. José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado integraron el jurado calificador, que determinó que la composicion literaria de mayor mérito era "Volemos al combate, a la venganza, y el que niegue su pecho a la esperanza, hunda en el polvo la cobarde frente".


El autor era el maestro Francisco González Bocanegra, originario de San Luis Potosí, sin embargo la música ganadora de esta pieza que fue compuesta por Juan Bottesini no fue aceptada por el pueblo. Ante ello se lanzó una nueva convocatoria pública para presentar composiciones musicales para la letra de González Bocanegra, de las que se presentaron 15 candidatas y la ganadora fue una que ostentaba el epígrafe "Dios y libertad". Sin embargo, la partitura musical solamente estaba firmada con las iniciales "J.N" y para encontrar al autor se publicó un aviso solicitando que se identificase debidamente. Fue hasta el 12 de agosto de 1854 que el Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio informó que el autor de la cortina musical era Jaime Nunó.


Después de una serie de arreglos, adaptaciones y ensayos, la composición adoptada como Himno Nacional fue interpretada por vez primera la noche del 15 de septiembre de 1854, en el Teatro Nacional por una compañía de ópera italiana que se encontraba en México, dirigida por el maestro Juan Bottesini. La obra conjunta fue interpretada por el tenor Lorenzo Salvi y la soprano Claudia Florenti.

El texto y la música del Himno Nacional, autenticados por los tres poderes de la Unión, permanecen depositados por mandato Constitucional en el Archivo General de la Nación, en la Biblioteca Nacional y en el Museo Nacional de Historia.

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2 comentarios:

A las 22/9/08, 19:44 , Blogger Jesús Salazar ha dicho...

Eran sin duda otros tiempos, mi estimado, cuando como Nación estrenamos Himno, y con él una pieza más en el intrincado y siempre inconcluso crucigrama de nuestra identidad.

Eran tiempos en los que nadie se cuestionaría lo que es un "bridón", ni pondría cara de "juat" al escuchar la conjugación del verbo (y el verbo mismo): aprestar. De que si Masiosare era o no un extraño enemigo, mejor ni hablamos.

Para entender o apreciar en su medida justa toda obra humana, es menester ubicarla en su contexto histórico (léase: espacio-temporal). El que corresponde a la pieza en cuestión calzaba en aquél con una indiscutible naturalidad. El tema, el léxico, la estructura misma de letra y música a la par son claros exponentes de su tiempo y de su espacio.

No hace mucho ha que algunos ilustres idiotas propusieron cambiar el Himno Nacional por considerarlo "fuera de actualidad" o "discordante con la realidad mexicana actual... ¡Cachis! ¿Y le pondrían música de Hip-Hop? ¿O de Rap? ¿Reescribirían la letra con la nueva pseudo-ortografía de los mensajes instantáneos? (¿Imaginan?: "mEji-K-Nos aL gRitO D 'tRansA', RoLeN Los ChUrRoS, eL PoMo y LaS KekAs..." Muy actual, ¿no?).

No debemos permitirnos olvidar bajo qué circunstancias esta pieza llegó al acervo de nuestra Nación... No olvidemos que si en su primera estrofa nos convoca "al grito de Guerra" es porque las armas no le son ajenas a nuestra Historia, y ese —olvidar— es un lujo que no podemos darnos, porque ya bastante sangre hay en las calles como para repetir las partes hirientes y fatricidas de la historia....

 
A las 22/9/08, 20:28 , Blogger LUCAS ha dicho...

Mi estimado JS. Es verdad que fueron tiempos ya distantes y distintos. Y definitivamente la letra quedó anacrónica, a menos que ese extraño enemigo regresase y atáquenos. Y la música no ha salido de contexto pues tal como se describe, es una marcha de guerra que no tiene caducidad. El hecho digno de destacar en el escrito es que es muy difícil de cantar por su estructura melódica, sufre cambios bruscos en sus escalas que van desde voces muy graves hacia agudas rápidamente y deben repetirse algunas vocales tanto que se parecen al trémulo de algunos instrumentos, digamos cuerdas o viento. Gracias por tu visita, siempre es grata.

 

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