viernes, 18 de marzo de 2011

CRÓNICA DE UNA BODA ANUNCIADA 5

Viajar con su novia-esposa generaba en Lucas una sensación terrible, como si estuviera jalado por dos imanes en cada costado, estirándolo hacia la juventud o hacia la adultez. Vivir noche tras noche ahora con alguien más en cama hacía girar su mundo en terrenos desconocidos pero con mucho sabor. De vuelta en la ciudad, había que procurar ya las soluciones para la comida diaria, descanso y la llegada próxima de quien le continuaría la estirpe, como sus ancestros lo hicieran muchas generaciones atrás. Ver crecer día con día la barriga generadora de vida fascinó a Lucas de manera ajena a lo que hasta el momento había vivido. Hasta que regresó con ella y una niña que apenas nació, le sonrió cuando se miraron por vez primera. Lucas, quedó prendado de por vida.

Afortunadamente la idea de que Lucas dijera unas palabras ante la concurrencia jamás cristalizó y los novios pudieron disfrutar de un festejo sin sobresaltos, vergüenzas ni sinsabores. La compra que hicieron Lucas y su suertudota en el mercado de Sonora, nutrió el festejo con antifaces, sombreros, pompones, bombines, silbatos y narices de payaso. Dicho sea en éste justo momento, la fiesta languidecía un poco cuando la mamá de la novia-esposa las sacó y generó un repunte en la diversión cuando todos los invitados se vieron enrojecidos del apéndice nasal. Día redondo, perfecto corolario para un evento tan importante.

Etiquetas: ,

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio