CIBERCIENCIA. Bigotón y Sexy.

Si, es bigotón, es sexy y es mexicano. Pero no soy yo, aunque me ajuste muy bien a la descripción.

Hay un pez mexicano, el pez molly (vaya nombrecito para ser mexicano, pero más rudo es el real, el científico, Poecilia Sphenops) que tenía muy intrigados a los científicos pues se le desarrolla una estructura de filamentos muy extravagante parecida a un bigote, pero ignoraban su función. Para algunos, podría ser un receptor para localizar comida; otros, para percibir ondas en el agua. Pero finalmente, un equipo de investigadores de EEUU y Alemania, encontraron que es una peculiaridad que hace más atractivo al macho para las hembras. Y además de ser visualmente atractivo para las hembras, los machos utilizan su bigote para frotar los genitales de su potencial pareja, excitándolas (lo cual me recuerda a un chiste que le conté a José Luis Cuevas, por lo cual me apodó "el bigote que cuenta", pero no es el sitio para contarlo).

En muchas especies, la selección sexual de las hembras puede conducir a la elaboración de características en los machos y a la evolución de rasgos sexuales secundarios. Los científicos atraparon a una selección de hembras y machos de peces molly silvestres y midieron la longitud del bigote de los machos que lo tenían. Los resultados, dicen los investigadores, fueron muy claros: en los experimentos que involucraron a más de 100 peces, las hembras prefirieron consistentemente a los machos con bigotes. ebido a que la conducta de reproducción de los molly involucra el contacto de la boca del macho con la región genital de la hembra antes de la cópula, los científicos creen que el bigote puede transmitir determinadas señales a la hembra.


"Nos basamos en la observación general de que los machos tocan la región genital de la hembra con su boca antes de aparearse", explica a la BBC el profesor Ingo Schlupp, de la Universidad de Oklahoma. Es decir, frotando su bigote contra los genitales femeninos podría ser una forma de que el molly mexicano macho anuncie a las hembra sus poderes de atracción.

Más o menos, así termina el chiste que selló una buena amistad con el tal Cuevas.