viernes, 25 de junio de 2010

DE LA CAVA DEL PATRÓN. Mundial México 70.


Lucas y su hermano Ed fueron despertados por su padre esa mañana del 7 de junio de 1970 y a sus 10 y 8 años, estaban muy emocionados por la perspectiva de estar ya en el estadio. Ese día irían al segundo juego de la copa mundial, donde México se mediría con su similar de El Salvador a las 15 horas, una gran oportunidad después de empatar ante la URSS en el juego inaugural a cero goles.

Las horas del desayuno, el baño, vestirse y estar listo pasaron lentas. La impaciencia es una mala compañera cuando el deseo más ardiente es que pase rápido el tiempo. Pero finalmente llegó el momento de salir, montados en el VW sedán, pusieron rumbo al estadio Azteca.


Un mar de culturas diversas poblaba la explanada y copaban las entradas. Pero entraron de cualquier manera y se acomodaron. Los equipos saltaron a la cancha en un tremendo alarido que fue subiendo en intensidad conforme la selección mexicana anotaba. Uno, dos, tres y hasta en cuatro ocasiones marcó goles, sin recibir. Los aficionados salieron compartiendo el gusto enorme de haber atestiguado una victoria de su equipo en su mundial.


Tres días después, se repitió la historia aunque en ésta ocasión fue a las 16:00, ante Bélgica. Estadio a reventar, 108,192 espectadores en un estadio para 100,000. El árbitro argentino Coerezza marcó el inicio del partido y a los 14´ decreta la pena máxima en el área salvadoreña; el halcón Peña marca el primer y único gol del juego que termina enmarcado por el paroxismo colectivo. Aún afuera, en la calzada de Tlalpan todos los conductores hacían sonar sus bocinas y los que no conducían, sacaban la cabeza por la ventanilla y se unían a los demás en un sólo canto: Poooooooooooobre de Béeeeeeeeelgica, pooooooooooooobre de Béeeeeeeeeeelgica, aunque con el disgusto de su padre que no aprobaba lo que sus retoños hacían pero el tránsito lento y el momento evitaron el regaño.

México pasaba a cuartos de final en segundo lugar enfrentado a Italia en la ciudad de Toluca (saludos a Jesúsn) donde sucumbiría y terminaría su participación, pero iniciaba para los muchachos y su recio Padre, la emoción del juego del siglo y la final.

Eso, será tema para la siguiente semana.

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