EL FUMARIUM. Las Palomas Tikis.
Durante una charla cibernética con mi estupendo amigo Tiki, me reveló un pasaje bastante truculento que le hicieron pasar un par de palomas. Debidamente autorizado por el protagonista, te revelo en primicia la forma en que Tiki se vió envuelto con las palomas y como se desenvolvió.
Durante un tranquilo día en las barrancas de San Jerónimo, en el Distrito Federal, Marusa descansaba apaciblemente cuando escuchó sonidos raros provenientes de la chimenea y se percató de que caían pequeños objetos. Alarmada, le habló a Tiki para que se presentara en ese lugar IN-ME-DIA-TA-MEN-TE, lo que el estupendo amigo hizo ipso-facto pues conoce los riesgos de desobedecer esas instrucciones prentorias.
Enterado del asunto, subió a la azotea y encontró una pareja de palomas que había anidado precisamente en el tiro de la chimenea. En cuanto se acercó, volaron raudamente y con gran sorpresa vió que tenían crías en el nido así que trató de tomarlos con la mano pero el instinto de supervivencia es extraordinario y obligó a los polluelos a saltar para salvar la vida. Pero el salto los llevó por todo el tiro hasta el fondo de la chimenea, asustando terriblemente a Marusa quien distraída por el descanso, brincó cerca de una marca olímpica al ver caer a los vástagos desplumados.
Tiki bajó menos rápido hasta encontrar el cuadro antes descrito, aderezado por los gritos alarmados de su mujer pues en el piso de la chimenea algo se movía. Uno de los polluelos estaba plagado de mosca plana (júrolo que así dijo, pues así le dijo un vecino conocedor de éstos asuntos) y empezaron a atacar el brazo de Tiki. Presto, raudo y veloz llevó los polluelos al jardín antes que permitir que infectaran la casa. Pero el destino del polluelo estaba sellado y de los tres que él tenía, uno murió mosqueado, ahora tan sólo eran dos, dos, dos...
Ante el previsible ataque de roedores y gatos, Tiki se dió a la tarea de construirles una casa que les protegiera, pues fué informado por el vecino que los padres rondarían el sitio tratando de rescatar a su prole. Fijó la casa en lo alto de un árbol pero a falta de más conocimientos de ingeniería civil, más pronto que tarde la casa rodó por el suelo. Imagina la vida de los pollos, primero caen por el tiro de la chimenea y luego con todo y casa ruedan al suelo. Bueno ya, basta le pidieron a la vida. La casa fué reubicada en una terraza y los padres aprobaron el asunto pues regresaron al cabo de unos días para proteger a los hijos.
Después de ocho días de cuidados, uno de los polluelos después de emplumar, decidió volar bajo la mirada atónita del hermano y los padres postizos. Durante los siguientes tres días, se paró en la misma rama llamando al hermano quien después de mucho pensarlo, decidió aletear y llegó hasta el mismo sitio que el primero. Así que juntos, emprendieron el vuelo final y hasta la fecha no han sido vistos de nuevo.
Pero los padres aparecerieron nuevamente para anidar en la chimenea pero Tiki no quiso repetir la experiencia paterna por lo que rápidamente subió a tapar la zona de anidación con tela de alambre y explicandose que él no desea interferir en el ciclo palomístico.
Pero la naturaleza siempre encuentra su camino y ahora, la pareja de palomas anida con toda seguridad sabiendo que las telas de alambre protegerán más aún a sus polluelos.
Y mejor aún, a sabiendas de que Tiki es protector colúmbico. Nadie sabe para quien trabaja...
Durante un tranquilo día en las barrancas de San Jerónimo, en el Distrito Federal, Marusa descansaba apaciblemente cuando escuchó sonidos raros provenientes de la chimenea y se percató de que caían pequeños objetos. Alarmada, le habló a Tiki para que se presentara en ese lugar IN-ME-DIA-TA-MEN-TE, lo que el estupendo amigo hizo ipso-facto pues conoce los riesgos de desobedecer esas instrucciones prentorias.
Enterado del asunto, subió a la azotea y encontró una pareja de palomas que había anidado precisamente en el tiro de la chimenea. En cuanto se acercó, volaron raudamente y con gran sorpresa vió que tenían crías en el nido así que trató de tomarlos con la mano pero el instinto de supervivencia es extraordinario y obligó a los polluelos a saltar para salvar la vida. Pero el salto los llevó por todo el tiro hasta el fondo de la chimenea, asustando terriblemente a Marusa quien distraída por el descanso, brincó cerca de una marca olímpica al ver caer a los vástagos desplumados.
Tiki bajó menos rápido hasta encontrar el cuadro antes descrito, aderezado por los gritos alarmados de su mujer pues en el piso de la chimenea algo se movía. Uno de los polluelos estaba plagado de mosca plana (júrolo que así dijo, pues así le dijo un vecino conocedor de éstos asuntos) y empezaron a atacar el brazo de Tiki. Presto, raudo y veloz llevó los polluelos al jardín antes que permitir que infectaran la casa. Pero el destino del polluelo estaba sellado y de los tres que él tenía, uno murió mosqueado, ahora tan sólo eran dos, dos, dos...
Ante el previsible ataque de roedores y gatos, Tiki se dió a la tarea de construirles una casa que les protegiera, pues fué informado por el vecino que los padres rondarían el sitio tratando de rescatar a su prole. Fijó la casa en lo alto de un árbol pero a falta de más conocimientos de ingeniería civil, más pronto que tarde la casa rodó por el suelo. Imagina la vida de los pollos, primero caen por el tiro de la chimenea y luego con todo y casa ruedan al suelo. Bueno ya, basta le pidieron a la vida. La casa fué reubicada en una terraza y los padres aprobaron el asunto pues regresaron al cabo de unos días para proteger a los hijos.
Después de ocho días de cuidados, uno de los polluelos después de emplumar, decidió volar bajo la mirada atónita del hermano y los padres postizos. Durante los siguientes tres días, se paró en la misma rama llamando al hermano quien después de mucho pensarlo, decidió aletear y llegó hasta el mismo sitio que el primero. Así que juntos, emprendieron el vuelo final y hasta la fecha no han sido vistos de nuevo.
Pero los padres aparecerieron nuevamente para anidar en la chimenea pero Tiki no quiso repetir la experiencia paterna por lo que rápidamente subió a tapar la zona de anidación con tela de alambre y explicandose que él no desea interferir en el ciclo palomístico.
Pero la naturaleza siempre encuentra su camino y ahora, la pareja de palomas anida con toda seguridad sabiendo que las telas de alambre protegerán más aún a sus polluelos.
Y mejor aún, a sabiendas de que Tiki es protector colúmbico. Nadie sabe para quien trabaja...
Etiquetas: 20100305, EL FUMARIUM
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