viernes, 12 de febrero de 2010

EN EL METNAL. Vaya País.

Volé al valle de México para estar con mi Madre, ahora que cumplió un año de haber fallecido mi Papá. Volé a un lugar atribulado por lluvias, sobrepoblación, presiones políticas, marchas, accidentes de tránsito y un muy marcada intolerancia.


Al menos, las escenas bucólicas dejaron un momento efímero de placer pues los volcanes se vistieron de un largo manto blanco, el Citlaltépetl, Iztacíhuatl, Popocatépetl y el Xinantécatl (nevado de Toluca).



Y al llegar, las noticias han sido por demás impactantes, pues dada la apestosa descomposición (si, ya huele bastante mal) social del país muestra revela el terreno que estamos pisando. Cuando un funcionario del nivel de presidencia municipal de plano agarra sus maletas, a su familia y hasta el perico y decide LARGARSE (esa es la palabra, pues eludió por completo sus responsabilidades) del país, habla muy duro de lo que pasa.

Imagínate, el funcionario José Carmen Torres presidía el municipio de San Bernardo, en Durango, y de acuerdo con el legislador José Arreola, del PRD, había recibido amenazas e incluso ya había sufrido el secuestro de un hijo por lo que no pudo más y huyó de México. Pues, ¿qué podemos esperar los ciudadanos de a pie, normales, comunes y corrientes si la casta divina de la política hace eso?

Y peor aún, la escena es digna de pintarla en la imaginación. Pongamos un salón amplio, con plantas de ornato y una cabecera que muestra pomposamente la llegada del presidente mexicano. Pero lejos del protocolo normal, del besamanos empalagoso y el "si señor presidente, lo que usted diga..." Felipe Calderón sólo la miraba: La señora Luz María Dávila se plantó ante la mesa que encabezaba el mandatario y le espetó: “No puede ser que diga que eran pandilleros, si estudiaban y trabajaban. Si usted perdiera un hijo buscaría hasta debajo de las piedras a los responsables, pero como yo no tengo esas posibilidades, no lo puedo hacer. Y no me diga que sí, ¡haga algo, señor Presidente! Queremos el Juárez de antes, no el sangriento”. Calderón asentía con la cabeza frente a la mujer que después rompería en llanto.


Producto de su absurda "guerra contra el crímen" ha dejado demasiados hogares enlutados, falto de estrategia, sensibilidad e inteligencia (de la que sea), el gobierno de éste presidente terminará en los libros de historia como uno de los peores en la vida nacional.

Tan solo falta que el ejército, a falta de mejores ideas, ametralle a quien sea, total si no son narcos, pues ellos nos matarían. Simple y efectivo. Que desastre de país han creado los gobernícolas.

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