viernes, 27 de marzo de 2009

DE LA CAVA DEL PATRÓN: Pompillo cae.


Lucas adolescente tuvo, como todos los humanos en esa edad, sus punzadas y sus amigos cercanos. Uno de ellos, muy de acuerdo a las locuras compartidas fue bautizado por todos como Pompillo, debido a que un borracho que pasó por la calle, le preguntó su nombre y su amigo le contestó bromeando que se llamaba PORFIRIO, cosa que no era real. El indigente contestó: "Pompillo ¿qué?.. Así que a partir de ese momento lo conocieron como Pompillo.

Eran cinco los amigos recurrentes, incluyendo a Lucas. Y para alejarse de las miradas supervisoras de sus padres y de los mayores, decidieron tener un club de reunión. Se hizo lo que con el tiempo se llamaría "lluvia de ideas" y entre propuestas tales como zanjas, chozas de paja, azotea de alguna casa, sobresalió inmediatamente un árbol enorme cerca de todos.

A fin de asegurar la intimidad de sus actividades, el club decidió construir un elevador, ya que trepar a las ramas que permitirían la construcción de una plataforma era bastante difícil. Así que entre todos, conseguieron elevar a uno de ellos hasta el nivel escogido, llevando una cuerda gruesa que se pasó por sobre una rama fuerte. Al final de uno de los extremos se hizo un gigantesco nudo hecho de nudo sobre nudo para servir de asiento. El otro extremo estaba frente al usuario y asiéndolo, era necesario brincar sobre el nudo al mismo tiempo que se jalaba hacia abajo para subir el nudo y por consiguiente, al elevado.

Así, se subieron los materiales y a los constructores, se completó la obra y para facilitar el alcance del nudo elevador, se cortaron en varios niveles las varas de un arbusto contiguo, para servir como escalera.

El club funcionó perfectamente para sus propósitos, incluso se le dotó con una canasta con publicaciones subidas de tono para que los mozalbetes se informaran de asuntos de la vida sin el rubor que generan las miradas paternas.

Y en una tarde tranquila de verano, se reunió el club. Pompillo fue el último en subir. Y de acuerdo con la técnica desarrollada, pasó el meganudo entre sus piernas, se sentó en el y con cada brinco, jalaba el otro extremo de la cuerda. Así subió un par de metros cuando de repente, el destino quiso que el nudo se le zafara. Cayó al suelo, pero quedó clavado entre las varas puntiagudas que nos ayudaban a subir.

Inmediatamente comenzó una danza por demás cómica, una mezcla de dolor intenso con forma de galope infantil. Sus gritos alarmaron a los de arriba pero ninguno pudo bajar, pues además que la cuerda-elevador se cayó al suelo, sus carcajadas desarmaron sus fuerzas.

De inmediato salió su padre para averiguar de que se trataba el escándalo. Al conocerlo, lo controló, regresó la cuerda-elevador y lo llevó al médico.

Durante un par de semanas, a Pompillo lo conocimos también como el "Dobleano"

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