DE LA CAVA DEL PATRÓN. Lucas y el Porno.

Lucas conoció en su infancia tardía la existencia de revistas "para caballeros" donde se exhibían fotografías de mujeres desnudas, únicamente de la cintura hacia arriba y cuando eran de cuerpo entero, jamás presentaban el pubis. Pero la novedad coincidía con el despertar del muchacho y de sus amigos, por lo que cuando tenían la oportunidad de hojearlas era motivo de gran animación. Era difícil obtenerlas pues los encargados de los puestos de revistas negaban la venta, a diferencia de éstos tiempos en que lo que manda es hacer dinero sin importar el modo ni sus consecuencias.

Y el momento en que caía un ejemplar en alguna de las manos púberes, se reunían en la copa de un árbol, en el club subterráneo o en algún lugar alejado de sus hogares para revisarla fuera de supervisiones adultas. Aún así, era un tanto romántico ese asunto por más prohibido que fuese ya que ahora basta con abrir una computadora conectada a internet y observar cosas verdaderamente corrientes y obsenas.

Pero con el correr del tiempo, aparecieron filmes "pornos" en película auténtica, celuloide conteniendo cuadrito tras cuadrito. Y una de ellas llegó a manos de Lucas siendo casi adulto y al estar trabajando en una institución bancaria, tenía a su cargo el manejo de una máquina reproductora de microfilm, así que colocó ese filme en la susodicha máquina y a mano trató de hacerla correr para provocar el efecto de animación, pero al no conseguirla conformó a sus compañeros morbosos que le rodeaban colocando las escenas más picantes en la pantalla sin necesidad de proyectarlas en pared alguna.

Y para cerrar ésta experiencia porno de Lucas, recuerda perfectamente la enorme cantidad de castigos "porno" que le aplicó su hermosísima Madre:
- "porno" obedecer
- "porno" hacer caso
- "porno" cumplir
- "porno" lavar los platos
- "porno" acostarse temprano
- "porno" darle de comer a los perros
- "porno"... y así una larga lista.

Ay, Dior...