viernes, 10 de diciembre de 2010

CIBERCIENCIA. Hambre


Las personas que por alguna razón están impedidas de comer, generalmente tratan de rechazar los pensamientos que les lleven a imaginar alimentos y su ingesta. Se cree que pensar en comida provoca más hambre. Pero un nuevo estudio en la Universidad de Carnegie Mellon en EEUU descubrió que la mejor forma de perder peso es imaginarse que devoramos cantidades enormes de nuestro alimento favorito.

La investigación -publicada en la revista Science- encontró que las imágenes mentales de comer alimentos que nos engordan en realidad provocan una reducción en nuestro consumo real.

En ella, se manejaron dos grupos de sujetos. En el primero se les pidió a las personas que imaginaran el estar comiendo grandes cantidades de algún alimento, digamos queso o chocolate. En el segundo grupo, se les pidió que se imaginaran que comían muy poca cantidad de esos alimentos, más cantidad de otro tipo de alimentos o que pensaran en algo totalmente distinto. Al final de cada una de esas tareas de visualización, los investigadores dieron a los participantes un plato repleto de dulces, chocolate, o queso y les dijeron que comieran lo que deseaban. Descubrieron que los que habían imaginado comerse grandes cantidades de chocolate o queso en realidad consumieron mucho menos que los otros participantes.

Según los científicos, estos resultados demuestran que las imágenes mentales tienen un impacto en una complicada maquinaria cerebral que afecta nuestras emociones, conductas de respuesta y conductas motoras. Se trata de una respuesta a los estímulos conocida como 'habituación'.

Y aquí, pregunto: ¿Servirá con los alcohólicos que se imaginen beber grandes cantidades de su bebida favorita para emborracharlos, obtener una cruda virtual y así sacarlos de su dependencia? Con la comida sirvió.

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