viernes, 22 de enero de 2010

DE LA CAVA DEL PATRÓN. Los Ángeles.

Rodando, rodando la familia llegó finalmente a Los Ángeles, en California, después de haber disfrutado de San Diego. Una vez instalados en el trailer park, se decidió que era tiempo de irrumpir en la ciudad. Lucas estaba tremendamente emocionado, su único objetivo era conocer el mágico mundo de Walt Disney.

Pero antes de llegar a ese sitio, se impuso la voluntad paterna y si visitó primero el RMS Queen Mary, cuya construcción se debió a la compañía Cunard Steam Ship Co., Ltd., de Liverpool; fue un reto de la empresa para reemplazar al RMS Mauritania en 1926. Sin embargo, el anuncio de la construcción, del nuevo trasatlántico de 1000 pies de largo y 81.000 toneladas de desplazamiento, fue hecho público hasta 1930. La nave fue encargada al astillero John Brown & Co., Ltd., de Glasgow, Escocia y llevó el No. 534. La quilla fue puesta el 31 de enero de 1931 y la botadura se planificó para mayo de 1932. Pero, un año después, Cunard anunció que la construcción sería suspendida debido a la depresión mundial que afectó a todas las empresas navieras. El primer viaje de prueba fue programado para el 14 de mayo partiendo desde Southampton y luego el crucero inaugural, cubriendo la ruta Southampton-Cherburgo-Nueva York, fue pautado para el 27 de mayo. Pese a lo que se pensaba, no pudo quebrar el récord de la ruta, debido al mal tiempo reinante. Luego de este primer viaje, permaneció en dique seco todo el mes de julio mientras se hacían ajustes en las turbinas y los ejes de las cuatro hélices. Al reanudar la navegación, el Queen Mary quebró el récord de velocidad y le arrebató la Banda Azul al Normandie.

En marzo de 1958 el barco fue repotenciado pero existían serias dudas sobre su futuro, realizando un crucero a las Islas Canarias en diciembre de 1963, ruta que realizó hasta 1965. La Cunard enfrentó una huelga laboral en mayo de 1966 que le costó £4 millones y que selló el destino del Queen Mary. Realizó su último crucero el 16 de septiembre de 1967 cuando la Cunard decidió vender la nave a la ciudad de Long Beach, en California por £1.230.000 siendo su destino el perfecto set cinematográfico para filmes y televisión que requieren un barco, centro de convenciones y hotel.

Con éstos antecedentes, Lucas fué soltado a su suerte tan pronto puso un pie en su lujosa cubierta, corriendo desaforadamente por todos lados, a lo largo, a lo ancho hacia arriba y hacia abajo. Pronto dió con un sitio en donde podían elaborarle el bio-ritmo cosa que atesoró durante muchos años, llegó hasta el nivel más profundo donde conoció las máquinas y sus propelas, se extravió dentro del hotel, le costó encontrar la salida; llegó hasta el puente donde se dió el gusto de mover el timón, brincó varios metros por el susto que le provocó la sirena que tuvo a unos metros de distancia, hasta que localizó a su familia.

Haber recorrido a éste ícono del transporte mundial, le hizo olvidar Disenyland: ¡rayos! es verdad, se le olvidó totalmente su objetivo principal. Bueno, eso será otro día, pues éste se consumió en grandes emociones dentro del RMS QUEEN MARY.

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