viernes, 25 de septiembre de 2009

CABEZA DE CUENTO. Contraseñas para un clásico.


Yo sólo buscaba un escritor. Varios me fueron señalados. Entre ellos había contorsionistas y profetas, mayordomos, militantes y hombres que daban la hora cuando uno no se las pedía. Todos eran simpáticos, secretamente serviles. Vivían de las palabras pero languidecían porque nadie tomaba en cuenta sus ideas. Uno de aquellos hombres, un alegre mercenario, me recomendó ir al panteón. Pero busqué en vano. Fui a desenterrar a un hombre y encontré un diccionario.

ADOLFO CASTAÑÓN.

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