viernes, 20 de junio de 2008

CRONICAS DE TONTILANDIA 20.06.2008

Somos un pueblo muy chistoso, aquí hacemos las cosas al revés, esperamos al final de los plazos para tramitar lo que debimos hacer hace tres meses, exigimos toda clase de comodidades públicas pero sin pagar impuestos, pensamos que los demás son los culpables de todo (yo, ¡jamás!). No queremos involucrarnos en mejorar nuestra comunidad pero sabes perfectamente lo que hay que hacer para desarrollarla. Y por encima de todo, nuestros gobiernos vengan de cualquier partido de jefa que sea, es de puros tontos. ¡Ja! pensar que nos dirige un puñado de tontos, es pensar cómo escogemos a los ilustres entre los normales, pero al fin, tontos. De ahí que ésta nación sea orgullosamente Tontilandia.

Y si ésto ofendió a alguno, revisemos tan solo un ejemplo ya clásico: el Impuesto a la Tenencia de Automóviles. No es bastante para el aparato gubernamental recolectar dinero adicional en la transacción de compra de un auto nuevo, el IVA impuesto al valor agregado, existe el ISAN impuesto sobre automóviles nuevos, el impuesto a artículos de lujo y el pago de derechos de emplacamiento. Algunos de éstos vienen y van, suben y no bajan pero están ahí, para nunca desaparecer. Tenemos que pagar cada año por tener un auto, ya sea que entregamos el precio de venta por sacarlo y que sea nuestro o que por medio de un crédito paguemos mensualmente una cantidad, con sus impuestos agregados. Así que algo propio, algo privado, genera al gobierno una entrada tan importante que no está dispuesto a soltar. Un asunto que lleva 40 años en funciones, ya que fué creado para ayudar a sufragar los gastos de las olimpiadas en México en 1968. Aún recuerdo que las placas para los autos en ese año, eran con fondo blanco y con los aros olímpicos. ¡Oh, nostalgia!
Sin embargo, el resultado de lo anterior además de ser un gancho al hígado a nuestra economía, resulta ser un impuesto al revés, de cabeza, ya que los autos nuevos pagan el impuesto altísimo y cada año reduce su monto hasta desaparecer cuando el auto tiene 10 años o mas de uso. ¡Válgame Dior! pero ¿en que están pensando las autoridades de Tontilandia con estas acciones?. Su estructura fomenta la existencia y tenencia de autos viejos, carcachas, contaminantes, peligrosos y de constante descompostura pues es mas barato que uno nuevo, en precio y en impuesto.

Pero soñemos.

Cambiemos 180º el impuesto a la tenencia de autos de los tontilandeses. Ahora, los autos nuevos no pagan tenencia, hay exenciones para IVA, ISAN, y demás hierbas impositivas. Y para cuando cumpla un año de vida útil, inicia el pago de impuesto. ¿Qué harías tú? Pues cambiarlo por uno nuevo, así no pagarías impuestos otra vez. Y los fabricantes venderían mas autos, los proveedores de la industria tendrían mas ventas y trabajo. Imagina, mas tela para asientos, pintura, llantas, radios, vidrios, faros, ¡uf! aumentaríamos la economía, haríamos un multiplicador de riquezas. Y con los autos usados, ¿qué hacer? Las distribuidoras de autos, a nombre de las armadoras, deberían tomarlos a cuenta del auto nuevo, enviarlo a la planta, renovarlo y usarlo como flotillas en el gobierno, empresas, transporte público y utilitario. Pero no, el impuesto está al revés y el gobierno no alcanza a entenderlo.
Claro, esto es Tontilandia.

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